Soy consciente plenamente, que esta página llega a todos nuestros lectores para reflejar la actualidad de la LNA y del sector marítimo en general.
Ciertamente el disparador de esta suerte de “editorial” es la muerte de mi Padre, a quien al momento de escribir estas palabras acabo de despedir en el cementerio. Y ciertamente también este tema absolutamente personal, no debería inmiscuirse en un portal digital como el que estoy utilizando para dirigirme a Uds.
Comprendo además que tan pocas horas de sufrir mi pérdida tal vez mis neuronas no se encuentren en las mejores condiciones para juegos literarios.
Pero... queridos Socios y Amigos, este evento propio de mi vida privada sirvió para hacer salir a la luz una vez más, la alta calidad de seres humanos que conforman esta gran familia que es la Liga Naval Argentina.
Recibir en el momento más doloroso, el abrazo fraterno del Presidente de la Insitución, es sin lugar a dudas destacable; recibir el saludo de los empleados de la Liga es sencillamente maravilloso, tener el consuelo de algunos de los máximos referentes de la actividad marítima es casi una bendición y recibir mensajes y llamados de ocasionales contendientes de “batallas” personales que se tornan ínfimas si se compara su incidencia en nuestra vida con un hecho como el que relato, es algo que lleva necesariamente a reposicionarse en la “cancha” en la que se disputa el partido de la vida.
A la luz de los apoyos y muestras de afecto recibida, apilando en imaginarios “montoncitos” la procedencia de los mismos, se destacan casi en matemática proporción, los provenientes de hombres y mujeres de la Armada, la Prefectura, La Marina Mercante, los Puertos y un largo etc etc etc. que prefiero no enumerar por el temor al seguro olvido de alguna de las personas a las que me estoy refiriendo.
Es insoslayable no remarcar la presencia permanente de mi colega y amigo Horacio Dominguez, como de Juan Carlos Pucci, de Gustavo Mujica o de Copy Gomez. , si tuviera que hacer nombres aparecerían los de Beatriz, Omar Suarez, Carlos Monti, Pedro Cuesta,Guillermo Bartoletti, nuestros delegados en el interior, mis compañeros de promoción y otros que no lo son como Horacio Vazquez. Pero son sólo ejemplos la lista es interminable y se reparte en presencias, llamados, mensajes, y todo otro medio de comunicación imaginable.
En realidad quiero apuntar a algo que vas mucho más allá del circunstancial pésame.
Estos actos en su mayoría espontáneos no hacen más que hablar de la “buena madera” con que está hecha la gente de mar ; y cuando digo “ de mar” lo hago en el más amplio e irrestricto sentido de la palabra.
Y hechos como el que origina estas palabras “tremendos en lo personal” pero de nulo impacto institucional, sirven para sacar a relucir lo mejor de todos y cada uno de los que forman esta gran familia.
A semejanza de las familias de verdad, existen enojos, desencuentros, situaciones de conflicto y algunas otras, pero si llegamos a ser capaces de ver lo mejor que hay en cada uno de sus miembros y ponerlo por encima de las circunstanciales diferencias, tal vez encontremos el camino para hacer tan grande a nuestro sector, como la sumatoria de la grandeza de cada uno de sus integrantes.
En lo personal sólo tengo palabras de agradecimiento para todos, en lo Institucional un enorme orgullo de ser parte de esta actividad.
Les envío un fraternal abrazo, los llevaré muy adentro de mi corazón y trataré que esta herida aún abierta, me ayude a estar cada día a la altura de las personas e Instituciones que me rodean.
Cordialmente,
Fernando Morales
Secretario General LNA