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UN EQUIPO DE MARINA DIGITAL DESDE EL CAMPO DE POLO FUE TESTIGO PRIVILEGIADO DE UN ANSIADO REENCUENTRO


La colorida variedad de los uniformes militares presagiaba un buen espectáculo. La emoción y alegría con la que el público saludó el paso de la formación, lo transformó en un espectáculo único. Fuerzas Armadas, de seguridad, marina mercante, invitados extranjeros y por sobre todo decenas de miles de padres, madres, familias enteras con banderas argentinas como único estandarte y al grito de “Argentina, Argentina”, disfrutando desde las 11 de la mañana y hasta las 5 de la tarde del domingo 10 de julio del más importante despliegue militar en una década y media. 



No hubo incidentes, todo fue alegría. Como era de esperar el paso de los veteranos generó una ovación que no sólo arrancó lágrimas a los ex combatientes sino además a las autoridades que presenciaban desde el palco algo que inexplicablemente tuvieron que esperar 34 años aquellos que pusieron en riesgo su vida por defender a la patria.




En el campo de polo luego, la fiesta continuó al son de bandas militares de más de 10 países, ello sin contar las pertenecientes a las fuerzas armadas y policiales de Argentina.




El Presidente Mauricio Macri, si bien había anunciado que no asistiría, finalmente lo hizo y recibió una ovación que seguramente lo hizo autofelicitarse por el positivo cambio de idea.




El componente naval incluyó a todos los institutos de formación de la fuerza, incluidas las escuelas de Náutica y Fluvial, más allá de la presencia de una gran cantidad de veteranos de guerra.




4000 hombres y mujeres, 1000 músicos, 2000 veteranos, y casi un millón de espectadores, son cifras más que elocuentes para terminar esta crónica sólo con tres palabras: VIVA LA PATRIA