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LA GRIETA GREMIAL TAMBIÉN ALCANZA AL SECTOR MARÍTIMO QUE SE ENCUENTRA INMERSO EN LA DISCUSIÓN SOBRE SI “CEDER CONQUISTAS” A CAMBIO DE TRABAJO O MANTENERSE INTRANSIGENTES


La “grieta” sindical divide a combativos y complacientes


Si alguien pensó que con la puesta en funciones del triunvirato que conduce actualmente a la CGT unificada se comenzaban a cerrar las heridas abiertas en el movimiento sindical argentino durante la gestión de Cristina Kirchner y en especial luego de la ruptura que el ex líder de la central obrera Hugo Moyano tuviera con la anterior administración, se equivocó de medio a medio.


Las seguramente necesarias pero antipáticas medidas que el actual gobierno viene adoptando en materia de readecuación tarifaria, quita de subsidios y liberación de algunos precios de la economía, encuentran a los popes sindicales envueltos en una discusión acerca de hasta donde se deberían mostrar pacientes frente a la promesa de una reactivación económica que aún no llega al bolsillo de los trabajadores por ellos tutelados y si no habrá llegado el momento de mostrar los dientes con mayor vehemencia.


Pero a lo que podría definirse como parte de la tradicional puja que suelen mantener con mayor o menor equilibrio empresarios, trabajadores y gobierno, se suman dos factores  adicionales que suman a la  discordia. “El aumento de la productividad” y la “reducción del costo laboral”.


Como es de público conocimiento, el mega emprendimiento petrolero de “Vaca Muerta” es definido como una explotación “no convencional”. El dato no es menor porque fue a partir de aquí que cobró vida el argumento que posibilitó negociar con el sindicato de petroleros condiciones de trabajo distintas a las del resto de la actividad.


Esta especie de “paraguas” posibilita darle un mayor margen de rentabilidad a la operatoria de las empresas que operen en la zona al contar con empleados con “condiciones laborales diferenciadas” a las del resto de sus pares y por otra garantiza –al menos en principio- que los derechos adquiridos por el resto del gremio no serían alterados.


Algún sector relacionado con la actividad frigorífica va en el mismo sentido y días pasados uno de los muchos gremios que nuclean al sector marítimo sacudió el tablero al convocar de urgencia en pleno mes de enero a una asamblea de afiliados para dar el puntapié inicial a la firma de los llamados “convenios a la baja”.  Si bien en el día de ayer se conocieron declaraciones del titular de ese gremio Marcos Castro en el sentido que sólo lo harán para intentar abrir nuevos tráficos marítimos internacionales en lo que ahora no hay trabajadores argentinos. Sus pares entretanto fruncen el ceño.


En este especial caso, este gremio si bien agrupa a los capitanes de buque  -quienes por ley son los representantes de la patronal a bordo- se encuentra afiliado a la CGT y ha sido casualmente uno de los miembros del triunvirato que la conduce quien alzará su voz alertando sobre el “peligro” de comenzar a rifar las conquistas laborales.  Si bien no lo hizo desde su cargo en la central obrera,  Juan Carlos Sdmith (también titular de un gremio marítimo) utilizó para expresar su opinión a la Federación de Trabajadores Marítimos y Portuarios (FEMPyNRA) de la que también es titular.


Así las cosas por estas horas la diáspora gremial incluye a la UOM presionando a la CGT para convocar a mediados de este mes a una jornada de protesta en contra de los despidos y de la apertura de las importaciones, la CTA de Hugo Yasky habla de paro general y unión de todo el movimiento obrero, los docentes de la provincia de Buenos Aires en su tradicional pie de guerra veraniego y el poderoso sindicato ATE reclamando por despidos en distintos organismos públicos. Voceros de la CGT en tanto han anunciado que la reciente reunión con la plana mayor del gobierno de Mauricio Macri no han arrojado resultados positivos y pregonan “endurecimiento de las relaciones”


Con Mauricio en el Avión

El anuncio semi oficial sobre la intención del Presidente de la Nación de incluir sindicalistas en la delegación que lo acompañará en su visita oficial a España, viene a agregar un factor de discordia adicional en la interna gremial.  Por ahora el único aparentemente confirmado es el petrolero Pereyra como recompensa por su contribución a allanar el camino de la reducción de costos.


Pero por estas horas la porción de marítimos que ha decidido reducir sus salarios, francos y demás conquistas a cambio de puestos de trabajo, se encuentra haciendo intensas gestiones para subirse al avión presidencial.  La tarea no es sencilla por dos factores, el primero es el decidido apoyo que el gremio de los oficiales mercantes brindó a la gestión K desde el primer día de gobierno hasta el acompañamiento permanente que la entidad le brindó a los candidatos Kirchneristas durante las pasadas elecciones nacionales. El otro factor que juega contra las aspiraciones gremiales está dado por el estrecho vínculo que la entidad gremial mantuvo con el dirigente gremial Omar Suárez y que incluyó la sociedad en la mayoría de los emprendimientos empresarios que el hoy detenido sindicalista, incluida la participación accionaria gremial en navieras privadas.


Por otra parte no escapa a las autoridades nacionales, que dentro del sector marítimo hay otros dirigentes gremiales que “bancaron” a Macri en plena campaña electoral y cuando nada aseguraba su triunfo. En ese sentido quien más créditos acumula es el Secretario General del Gremio que nuclea a los capitanes de embarcaciones fluviales Julio González Insfrán, aunque por alguna razón no goza de la simpatía del ministro del área Guillermo Dietrich.


Algunos dirigentes consultados, indican que es muy probable que el gobierno se incline por convocar a referentes de otros sectores más relacionados con las actividades productivas que con el sector de los servicios.