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POR PRIMERA VEZ EN 200 AÑOS DE HISTORIA LA ARMADA QUEDA EN MANOS DE UN INFANTE DE MARINA


Asumirá hoy el nuevo jefe temporario de la Armada y se esperan más cambios en las fuerzas

El vicealmirante José Luis Villán será designado este lunes en reemplazo de Marcelo Srur

Por Fernando Morales


Flota de Mar, Aviación Naval, Fuerza de Submarinos e Infantería de Marina son los cuatro componentes básicos de la marina militar. Los oficiales que integran el primero son los denominados "barqueros". Por reglamento y tradición, a ellos les pertenece el privilegio de alcanzar la máxima jerarquía naval (Almirante) y conducir los destinos de la fuerza al alcanzar el cargo de "Jefe del Estado Mayor General de la Armada".


Las fuerzas militares ya no tienen "Comandante en Jefe": este cargo quedó reservado al Presidente de la Nación y en la práctica implica que ningún Almirante puede ordenar el desplazamiento de tropas o la realización de ejercicios militares sin la directa autorización del primer mandatario. "En el día a día, la coordinación la lleva adelante el Ministerio de Defensa porque son ejercicios en los que nunca pasa nada… hasta que pasa algo como la tragedia del Submarino", indicaron a Infobae desde la Base Naval de Mar del Plata.


Las grandes potencias navales del mundo consideran a la Infantería de Marina como una cuarta fuerza armada. Los Infantes no son en rigor de verdad marinos, su entrenamiento y aptitudes los hacen aptos para el desembarco costero, la toma del control del terreno e incluso el combate cuerpo a cuerpo. Reciben nociones de navegación a lo largo de su carrera, pero jamás empuñarán el timón de un buque, trazarán un rumbo o comandarán la menor de las unidades de superficie de la Armada. Algunos infantes consultados por Infobaeterminaron reconociendo que están siempre un paso atrás de sus camaradas barqueros.


La designación menos pensada




Todo está listo para designar este lunes al Vicealmirante José Luis Villán como nuevo Jefe del Estado Mayor Naval en reemplazo del Almirante Marcelo H Srur. Anoche no estaba claro si el cargo en manos de Villán mantendrá esa denominación o si se buscará algún eufemismo para no terminar de destruir lo poco que queda de orgullo en las huestes navales que ven escrutadas sus aptitudes desde distintos rincones de la política, la sociedad y el periodismo.


Hace pocos años, otro Jefe de Estado Mayor Naval –el Almirante Carlos A. Paz- dejó su cargo en forma imprevista pero por propia decisión. Desafiando a la propia ex presidente Cristina Kirchner, Paz presentó su renuncia porque desde el poder político se había pasado a retiro a un subordinado sin causa. Sin prestar mucha atención a las cuestiones navales, desde Defensa se designó a su segundo al mando, Vicealmirante Daniel Martín, como nuevo jefe, pero su condición de submarinista lo puso en más de un aprieto a la hora de ejercer la conducción y finalmente fue relevado por un oficial que reunía las condiciones reglamentarias para el cargo.


El brete en el que se encuentra la Armada se origina no solo por la hasta ahora inexplicable desaparición del "San Juan". Hace poco más de un año Srur se desprendió de su segundo (Vicealmirante Horacio Nadale) por una cuestión de diferencias personales. Nadale era uno de los más brillantes oficiales de Comando Naval, integrante de la promoción 109, una de las más activas a la hora de seguir por las redes sociales las contingencias de esta crisis y de la que han salido varios prestigiosos oficiales hoy todos en situación de retiro.


El particular estilo de conducción del ahora ex jefe Srur hizo que no quedaran en la cadena de comando oficiales aptos para sucederlo. El más potable en el presente era el también desplazado contraalmirante López Maceo, quien parece haberse empeñado en transformar su pase a disponibilidad preventiva en un seguro retiro al haber soliviantado a sus subordinados para que se retiren en masa en su apoyo, algo que selló para siempre su destino y lo torna poco confiable para el poder político.


La Armada que se viene




Crisis submarina aparte, el ministro Oscar Aguad, tiene decidido quitarle a la Marina su pata aérea. La Aviación Naval y la de Ejército pasarán a depender de la Fuerza Aérea Argentina con miras a una racionalización del gasto. En cuanto a la fuerza de submarinos, la pérdida del "San Juan" pone en duda que esta actividad siga como parte del poder naval. El Submarino Salta es solo testimonial ya que no puede navegar y el Santa Cruz se encuentra en reparaciones pero las mismas están discontinuadas hasta 2023 por falta de presupuesto. Asimismo, y de acuerdo a lo que determine la investigación del San Juan, se sabrá si hacer el mismo procedimiento que se hizo con la nave desaparecida, tiene sentido y no implica cometer el mismo error dos veces.


Otro factor a tener en cuenta, y que quedó expuesto tras esta crisis, es la necesidad dereplantear qué tareas corresponden a la Armada y cuáles a la Prefectura Naval Argentina (autoridad marítima del país) ya que en el presente lejos de complementarse se superponen en varias áreas. No deja de llamar la atención que la Armada aún en plena búsqueda SAR se resistiera a la participación de la fuerza policial naval en la búsqueda a punto tal de intentar desafectar de la tarea a la única nave tripulada por prefectos que participaba de la tarea.


Desde el poder político se ha tomado debida nota sobre la necesidad de poner en revisión a todo el material flotante de la Armada. Un puñado de corbetas y destructores con más de 30 años de servicio, buques menores con más de 40 y hasta un aviso construido en 1944, hablan a las claras de que la próxima tragedia naval puede estar a la vuelta de la esquina. "Hoy por hoy llegamos a una particular situación que hace que las madres de los jóvenes oficiales pregunten si los buques donde prestan servicio sus hijos son seguros", indicó una fuente naval.


"Tenemos una armada vetusta, llena de edificios, campos y lujos excesivos al servicio de algunos jefes", señalan desde el propio Ministerio de Defensa.  Es que quien resulta ungido con el grado de Almirante, tiene a su disposición una catarata de beneficios que incluyen, un lujoso tríplex en plena Recoleta, una casa de campo en uno de los más lujosos barrios cerrados bonaerenses, un bungalow exclusivo en Bariloche, una flota de autos oficiales, servicios de mucama, mayordomo, cocineros, mozos y choferes en cada uno de esos lugares y otros privilegios que no se condicen por ejemplo, con la imposibilidad de hacer sumergir a los buzos tácticos o rescatistas a más de 30 metros por la inoperatividad de la cámara hiperbárica naval. La actual conducción que encabeza Oscar Aguad parece estar dispuesta a achicar drásticamente los lujos para potenciar la operatividad.


El presupuesto global de defensa para 2018 asciende a $81.722.117.560, que deberán ser invertidos en FFAA que están muy lejos de ser satisfactoriamente operativas. Es más que claro que Aguad deberá extremar sus esfuerzos para podar todo aquello que no sea necesario.


El abandono de la búsqueda del "San Juan" no es por ahora una opción: con ayuda exterior o sin ella, la Armada seguirá buscando. Es muy probable que se recorten otras actividades (se considera incluso la no participación de la Fragata Libertad en la regata de grandes veleros a celebrarse el año próximo) para invertir cada peso en contratar medios aptos para la tarea. No se descarta la contratación de profesionales y medios de la marina mercante y pesquera para colaborar con la tarea.


Con la llegada de Villán el Poder Ejecutivo aspira a poder reconstituir rápidamente la cadena de mandos, sabiendo que puertas adentro de la Institución el Infante de Marina Villán oficiará más como Interventor que como un tradicional Jefe de Estado Mayor.


FUENTE INFOBAE