La tradicional propiedad de la esquina de Florida y Córdoba fue construida especialmente para la entidad, y refiere a uno de los períodos de mayor esplendor del País. Su construcción demandó 3 años y vino a coronar el esfuerzo de muchos oficiales navales que con su aporte lo hicieron posible.
PALABRAS DEL PRESIDENTE DEL CENTRO NAVAL VICEALMIRANTE VGM (RE) EDUARDO LLAMBI:
Al comenzar estas palabras desearía agradecer a todos los aquí presentes por su compañía en este día tan importante para nosotros, y dentro de ellos especialmente al:
•Señor Jefe del Estado Mayor General de la Armada.
•Señor Presidente del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social.
•Señor Presidente de la Federación de Mutualidades de las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
•A los descendientes de los ilustres socios que hicieron posible el logro de esta Sede.
•A los amigos de la calle Florida.
•A los presidentes y representantes de asociaciones y clubes, nacionales y extranjeros, ligados a nuestra institución.
•A los clubes navales de los hermanos países que nos acompañan (Chile y Uruguay).
•A los ex presidentes por la labor que hicieron en su momento y que hoy nos permite disfrutar de esta Institución.
•A los miembros de la prensa que siempre nos han acompañado.
•A los socios honorarios que nos prestigian.
•A todos nuestros socios y público en general.
También deseamos agradecer a las autoridades de CABA, provinciales y municipales, que no pudiendo estar presentes han adherido a la fecha con sendos mensajes de salutación.
...Ahora bien, haciendo un poco de historia…
Un grupo de jóvenes Oficiales de la Armada Argentina, egresados de las primeras promociones de la Escuela Naval Militar, que buscaban jerarquizar la profesión naval, y hallar un lugar de reunión donde ejercitar la sana camaradería, dar a conocer los avances tecnológicos de la profesión y difundir las exploraciones, experiencias y descubrimientos que realizaran, habían creado el 4 de mayo de 1882, El Centro Naval, y luego de peregrinar durante 32 años por sedes arrendadas, hace 100 años, un 14 de mayo de 1914, concretaban su anhelo de contar con una Sede propia, inaugurando en la calle Florida y Córdoba, su actual Casa Central.
La fecha fue especialmente elegida para que el nuevo edificio pudiera ser inaugurado en conmemoración del centenario del Combate Naval de Montevideo, acción que según dijera nuestro Padre de la Patria, el General Don José de San Martín, fue decisiva para nuestra independencia.
Este edificio, proyectado por el estudio Mallet-Dunant y realizado por el arquitecto Gastón Mallet, es una muestra importante de la arquitectura francesa de la «Belle Époque», identificada con las líneas arquitectónicas de la École des Beaux Arts de París, con su belleza engalana la ciudad y es una muestra de la grandeza y pujanza que adquirió la República Argentina a partir de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX.
Sucesivos cambios de Comisiones Directivas fueron trayendo sangre renovada y nuevos aportes. Cada una agrega su grano de arena en la configuración de la que se puede identificar como la auténtica personalidad e idiosincrasia del Centro Naval.
Estos atributos se manifiestan tanto en sus socios como en el personal de la casa que brinda servicios, - muchos de los cuales han transcurrido su vida junto a nosotros - , y que, día tras día, cumple sus funciones con denodado esfuerzo y dedicación, imbuidos de un profundo sentido de pertenencia hacia el Centro Naval.
Con el correr de los años, la Institución, fue ampliando sus horizontes y consecuentemente con ello también sus instalaciones y servicios brindados a sus socios, arribando a la situación actual en la que el Centro Naval constituye una compleja organización: Casa Central, Sedes deportivas en Núñez, Olivos y Tigre, Yacht Club Centro Naval, Delegaciones en La Plata, Mar del Plata, Bahía Blanca y Puerto Belgrano, Instituto de Publicaciones Navales, Panteón Naval, Anexo Hotel y Boletín del Centro Naval, dando cabida en ella a casi 11.000 miembros.
En él conviven los principios y valores de sus creadores con las demandas de las nuevas generaciones, especialmente las derivadas de las actividades de recreación y de la práctica deportiva. Pero su objetivo fundacional y lema, “Unión y Trabajo”, ha perdurado sin alteraciones a lo largo de sus 132 años de vida.
El logro del edificio propio, fue el resultado de una serie de largas negociaciones y llegó luego de haber pasado por diez locales distintos: desde la casa del Fundador, Teniente Albarracín, hasta la de Florida 659, todas ellas arrendadas.
La idea original de la sede propia fue del entonces Capitán de Fragata Eduardo O’Connor (1890) y luego de varios años de gestiones, se obtuvo la cesión del solar de Córdoba y Florida.
Obtenido el terreno, se licitó la construcción del edificio y las obras fueron iniciadas en 1911, y finalizando en el primer trimestre de 1914.
Con el apoyo del Ministro de Marina, el entonces Capitán de Navío Sáenz Valiente, una comisión de socios especialmente designada, integrada por los Contraalmirantes O’Connor y Martin, y el capitán de navío Rojas Torres, fue la encargada de llevar adelante el proyecto.
El diseñador resolvió acertadamente el serio problema que ofrecía el solar de una esquina rectangular. El funcionalismo del edificio, así como sus proporciones y detalles, lo convierten en una de las piezas más significativas de ese Buenos Aires de la década del Centenario, que concita la admiración de muchos turistas extranjeros y argentinos que pasean por la hoy peatonal Florida.
La hermosa puerta central, fundida en el Arsenal Naval Buenos Aires, con viejos cañones de las guerras de la Independencia, estuvo a cargo de Luis Tiberti, quién combinó magistralmente el hierro y el bronce, convirtiéndola en una de las puertas más célebres de Buenos Aires. Su hall o vestíbulo y la escalera central, más la farola que la ilumina, constituyen uno de los conjuntos más puros de la llamada “belle époque” porteña.
Sus salones y recintos, decorados con pinturas al fresco y dorados a la hoja, se mantienen como rara prueba artesanal local, mientras que una importante colección de pinturas y esculturas los engalanan, destacándose entre ellas las de los pintores marinistas, Martino, y Quinquella Martín, entre otros. También sus dos ascensores principales, son una obra de ebanistería irremplazable.
En su seno alberga dos de las expresiones más importantes de nuestro ser: el boletín y la biblioteca.
El primero, que comenzó a publicarse inmediatamente después de la fundación en 1882, como “Boletín del Centro Naval”, constituyó el primer medio de comunicación y difusión profesional dentro de la Armada y del público en general, editándose de manera permanente y sin solución de continuidad hasta nuestros días, erigiéndose así, en una de las publicaciones decanas de la prensa argentina, y cuya colección completa, constituye una verdadera enciclopedia naval y marítima, que encierra no sólo la historia del Centro Naval, sino la de la Armada Argentina.
La segunda, la Biblioteca, hoy denominada “Capitán de Fragata Héctor Ratto”, creada también desde el mismo momento de la fundación del Centro Naval, en su conjunto, constituye un valioso repositorio de libros de estrategia, historia, narraciones de viajes y de material principalmente vinculado con la actividad náutica, contando dentro de ella con importantes obras, algunas dentro de la categoría “obras valiosas”, que por su valor, constituyen un imprescindible material de consulta relacionado con todo lo que haga a los intereses marítimos argentinos, y a la historia marítima y naval nacional y extranjera, así como también libros técnicos, diccionarios y enciclopedias afines.
Esta emblemática Casa, se ha engalanado para las fiestas patrias, ha recibido triunfante a las tripulaciones de las unidades, luego de su participación en campañas navales en defensa de la integridad territorial, de apoyo a la paz y seguridad en el mundo y las ejecutadas en la Antártida y en el Polo Sur. …y también… ha puesto su luto, ante las pérdidas de unidades de nuestra Armada, y ha lamentado callada pero heroicamente, las bajas de sus socios muertos en servicio y en las guerras en que intervino la República,… Y recuerda también, a los que defendieron el honor de la República en combate y a aquellos que sobrellevan las consecuencias.
De su raíz o del pensamiento de sus fundadores, han surgido innumerable cantidad de asociaciones civiles, que habiendo luego cobrado vida propia, continuaron muy ligadas a nuestra Casa y a la Armada, tal es el caso del Museo Naval, el Yacht Club Argentino y la Liga Naval Argentina.
En la actualidad, entre otras, se alberga y se les brinda un adecuado respaldo al Círculo Goyena, a la Academia Argentina de Ceremonial, y a la Fundación Goleta del Bicentenario… Y Desde su reciente nacimiento y con verdadero orgullo para el Centro Naval, también funciona en nuestras instalaciones la Academia del Mar.
En esta casa, anualmente se lleva a cabo una profusa actividad académica que consta de seminarios, conferencias y charlas sobre temas de interés nacional, donde importantes personalidades de la escena local e internacional, son invitadas para ofrecer sus ponencias.
Dentro de esta actividad, se pone el mayor énfasis en las que están vinculadas directamente con el mar y la profesión naval, tendientes a la generación de conciencia marítima en los estratos dirigentes y en la población en general. Ejemplo de ello, han sido los recurrentes seminarios vinculados con Antártida, Atlántico Sur, puertos, pesca, industria naval y muchos otros similares.
Por otra parte, bianualmente se efectúa un Salón de Pintores Marinistas y un Salón de Modelistas Navales. Y se ejecuta un intenso programa de conciertos, con una amplia gama de estilos musicales.
Toda esta programación constituye un clásico dentro de la agenda cultural de la Ciudad de Buenos Aires.
La vida social tampoco escapa a nuestra cotidiana actividad y entre otras, siempre están presentes las recepciones que brindamos, como nuevos socios, a los Guardiamarinas que egresan anualmente, tradición que se mantiene desde 1882, y/o la cena de camaradería en vísperas del 9 de julio, costumbre esta que se sostiene desde 1916, fecha en la cual el entonces presidente de la nación agasajó en esta sede a las delegaciones extranjeras con motivo de su visita al país, por el centenario de la patria, y tantas otras actividades sociales.
Para finalizar, deseo resaltar que, como no podría ser de otra manera, una Institución, con tantos años de vida, tiene necesariamente que ir construyendo una idiosincrasia y tejiendo un manto de tradiciones en su quehacer diario. El Centro Naval, durante sus 132 años de existencia, la ha ido conformando, basándola fundamentalmente en los inalterables principios abrazados por sus fundadores, sintetizados en su lema “Unión y Trabajo”.
Cimentado en esta característica distintiva, ofrece a sus miembros un ámbito social, cultural y deportivo donde se facilita el estrechamiento de lazos de camaradería, proponiendo además vínculos de protección recíproca entre sus asociados. Al mismo tiempo se constituye en un organismo que, teniendo por Norte el culto de la tradición naval, trata de contribuir con los medios a su alcance al constante engrandecimiento de la Armada.
Todo lo aquí expresado, nos lleva a concluir que, recorrer la historia del Centro Naval y de esta Casa Central es explorar la historia del pensamiento y sentir de los hombres de la Armada,… es transitar los sucesos más importantes que ella vivió, con alegría o con pesar, en especial durante los conflictos armados que enfrentó nuestro país. Reafirmando categóricamente que: “El Centro Naval no podría existir sin la Armada Argentina, y que ésta estaría incompleta sin el Centro Naval”.
MUCHAS GRACIAS
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