Si a la luz de los años transcurridos, pudiéramos ver los sucesos inherentes a la Gesta de Malvinas como una suerte film, sin lugar quien escribe esta nota sería solo un extra; en una pieza que tuvo entre sus primeros actores a hombres de valor de profesionalismo y de hidalguía sin par.
Las operaciones de recuperación de nuestras Islas, serán analizadas como tantas otras operaciones militares, por estudiosos de los claustros castrenses, diplomáticos y políticos de diferentes latitudes y seguramente darán lugar a material bibliográfico de distintas disciplinas relacionadas con la temática bélica.
Pero para los argentinos, tan proclives muchas veces a exaltar las diferencias que nos separan por sobre los grandes ideales que nos unen como pueblo y como Nación, Malvinas tiene un valor agregado que resulta insoslayable en oportunidad de efectuar esta recordación de aquél 14 de junio de 1982.
Dejando de lado cualquier consideración política sobre las circunstancias que rodearon a la recuperación de nuestras Malvinas; producido el hecho fáctico, la Argentina toda se encolumnó en apoyo a los hombres - y un puñado de mujeres – que cumpliendo distintos roles partieron hacia nuestro mar austral.
Fuerzas Armadas, de Seguridad, Marinos Mercantes (Nacionales y extranjeros), Civiles provenientes de diversas áreas de la administración nacional. Ocuparon sin vacilar el lugar que les cupo en tal circunstancia
Pero no podemos dejar de resaltar el particular papel de aquellos que quedaron para siempre en las recuperadas tierras y en su mar circundante, no podemos asimismo permitir que su rostro se desdibuje en nuestra mente y mucho menos que alguien se atreva a privarlos de su condición de HÉROES DE LA PATRIA.
Muchas veces dirigimos la mirada buscando ejemplo, en las figuras que hicieron posible la existencia de la Patria. Los recordamos con devoción y transmitimos a nuestros menores lo que nuestros mayores nos enseñaron acerca de ellos.
Pero los Héroes de Malvinas, son nuestros contemporáneos y por ello el compromiso ha de ser mayor a la hora de honrarlos, muchos de quienes participamos aunque sea en una mínima parte de las operaciones tenemos entre aquellos que no volvieron, a un ser querido, a un amigo a un hermano.
Ello nos lleva necesariamente a la obligación moral y ética de defender sin vacilar el ejemplo que nos legaron y del que fuimos privilegiados testigos.
No fueron superhombres, fueron hombres comprometidos con la Sociedad que los completaba y luego de su entrega sublime se ganaron el derecho a ser considerados hombres superiores.
Debemos velar necesariamente para que su entrega no quede sujeta a vaivenes políticos, ideológicos o sectoriales de ningún tipo. Son nuestro orgullo y hasta tal punto se eleva su proeza que hasta el propio enemigo lo ha reconocido reiteradamente.
En este nuevo aniversario del fin de la batalla, llegue un absoluto reconocimiento a quienes dieron todo sin pedir nada a cambio, al tiempo que sirvan estas breves palabras para alentar a quienes regresamos a salvo al continente por obra y gracia de Dios, a cumplir un deber sagrado. No permitir bajo ninguna circunstancia que la memoria de los grandes sea borrada de nuestra propia memoria.
Gloria y Honor a los caídos y un fraternal abrazo a todos los
VETERANOS DE LA GUERRA DE MALVINAS.
Fernando C Morales
Maquinista Naval Superior VGM
Secretario General LNA