El pasado 25 de Noviembre se " celebró" un nuevo aniversario de la creación por parte de Manuel Belgrano de la "Escuela Nacional de Náutica". Este hecho ocurrido en 1799, fue tomado primero como día de la marina mercante y luego como día del marino mercante, como forma de fijar un punto de referencia al inicio de esta importante actividad de nuestro país.
Ciertamente la fecha es meramente formal, dado que la escuela que fundó el prócer fue cerrada pocos años después y fue reabierta con continuidad recién cien años después.
Asimismo, si de marinos mercantes hablamos, esta actividad fue en sus orígenes patrimonio mayoritario de inmigrantes que se comenzaron a agrupar sindicalmente a fines del siglo XVIII, siendo la primer entidad gremial reconocida como tal, el CENTRO DE JEFES Y OFICIALES MAQUINISTAS NAVALES, creado en junio de 1897. Luego sería el turno del sindicato de marineros hoy conocido como SINDICATO OBRERO MARÍTIMOS UNIDOS –SOMU-. Lejos, muy lejos en el tiempo los demás.
Se llegó así a superar la decena de entidades gremiales que han ido representando los intereses de profesionales de distintas especialidades que tripulan o tripularon los buques mercantes argentinos. El avance de la actividad ha determinado que algunos de ellos ya no cumplan funciones a bordo pero los mismos siguen hoy orgullosamente integrando la comunidad marítima nacional.
La realidad que la marina mercante nacional, ha atravesado durante el siglo XX, pasó de ser floreciente a decadente en no más de 50 años. Flotas de envergadura como ELMA e YPF fueron creciendo en cantidad de unidades y personal, en ambos casos de una forma descontrolada en cuanto a la relación de personal terrestre y embarcado, y por lo general pésimas políticas de racionalización de gastos, lo que terminó haciendo que buena parte de la sociedad aprobara sus desguaces producidos en la década del 90, los que a diferencia de otras actividades estatales, determinaron no la privatización de la actividad sino su desaparición como tal.
En la década siguiente, algunos sectores abrigaron la esperanza sobre el resurgimiento de la actividad. La misma se vio reforzada con la aparición del famoso decreto 1010 que venía unido a la promesa de una pronta ley de marina mercante y una reactivación general del sector. No obstante, diversos factores han hecho que estando ya en otra década aún la mentada reactivación no llegó y por el contrario cada vez la actividad de la marina mercante nacional (entendiendo por tal la relacionada con buques de pabellón nacional) viene siendo cada vez más insignificante.
No obstante resulta curioso ver como; una actividad cada vez más pequeña, encuentra a sus principales actores cada vez más divididos y ocupados en repartir una "torta" que no existe. Las divisiones o mejor dicho atomizaciones sectoriales, incluyen a políticos, empresarios, gremios y referentes del sector. No es posible incluso que los propios marinos mercantes celebren su día en un acto común.
Han aparecido improvisados "dueños" del sector marítimo que creen que de la misma manera en que un buque tiene un solo capitán, la representatividad del sector es también unipersonal. El empecinamiento en este concepto está haciendo estragos en lo poco que queda a flote.
Tal vez no falte capacidad entre quienes tienen en sus manos algunos de los resortes para intentar volver a contar con una herramienta estratégica como la marina mercante; pero atención se equivocan quienes piensen que podremos volver a tenerla con los conceptos y consideraciones del siglo pasado. El mundo comercial no lo permitiría y aunque suene políticamente incorrecto afirmarlo, las reglas del mercado naviero son tan feroces e implacables como INEVITABLES.
25, 26 ,27 ,28 y hasta el 30 de noviembre son todos "días del marino mercante", debido a que son múltiples las celebraciones sectoriales de una misma fecha. Ninguna claro está, es realmente legítima dado que a cada una de ellas, le falta el elemental ingrediente de ser representativas del sector.
Hasta una gran idea surgida del recordado Capitán Juan Carlos Pucci y que pretendía dejar un testimonio grupal de la sublime entrega de los marinos mercantes en la guerra de Malvinas, pudo concretarse tal como el la soñó, no fue posible ni tan sólo unir en una obra cinematográfica a los principales actores de esta gesta.
La Marina Mercante Argentina resulta ser en pleno siglo XXI fuente de disputa entre varios dueños que pelean acaloradamente cada día para marcar su poder y su dominio sobre un bien tan preciado como inexistente.
Fernando C. Morales
Maquinista Naval Superior VGM
Lic. en Adm. Naviera