Premian a 5 prefectos por un impresionante rescate en el Atlántico
PELIGRO EN EL MAR Cinco prefectos de Comodoro Rivadavia salvaron a la vida a dos canadienses, tras rescatarlos a 250 kilómetros de la costa.
Hace un año, el 4 de diciembre de 2013, frente a Comodoro Rivadavia, pero a casi 250 kilómetros de la costa, en pleno Atlántico Sur, un equipo de salvataje de la Prefectura Naval Argentina (PNA) rescató del océano a dos navegantes del velero canadiense "La Rosa Salvaje", que habían caído al agua tras el naufragio del barco. El rescate fue en plena oscuridad, con vientos muy fuertes y el mar con olas que parecían montañas. Peter Pawel y Paul Mahon, los canadienses de unos 60 años que cayeron al agua cuando el barco dio una vuelta de campaña y rompió el mástil, sólo pueden contar la historia por esa mínima dosis de suerte que a veces entrega el mar y, sobre todo, porque cinco rescatistas argentinos les salvaron la vida.
Hoy la Organización Marítima Internacional (OMI) rindió en Londres homenaje y les entregó menciones de honor a Julio Weiman, Jorge de Zan y Silvio Ledesma, tripulantes del helicóptero de rescate de la Estación Aérea de Comodoro Rivadavia, y a Juan Burgoa y Francisco Morales, nadadores de rescate de la Estación de Salvamento de la PNA Comodoro Rivadavia. La embajadora argentina en el Reino Unido, Alicia Castro y el Suboficial Principal Silvio Ledesma recibieron en nombre de los prefectos rescatistas ese reconocimiento que pocos tienen en el oficio de salvar vidas en alta mar. Entre los rescates que la OMI evalúa cada año, el del equipo de los argentinos fue elegido como uno de los más arriesgados y precisos.
Lo que hicieron Weiman, de Zan, Ledesma, Burgoa y Morales es difícil de entender y hace falta el cine y sus efectos especiales, sin riesgos de vida, claro, para tener una idea de las técnicas de rescates desde helicópteros y con nadadores que buscan náufragos entre olas gigantes. El 4 de diciembre pasado el "Rosa Salvaje" navegaba pasadas las 9 de la noche muy lejos de la costa cuando una ola enorme e invisible por la oscuridad tumbó el velero, lo hizo dar una vuelta de campana y romper el mástil. Peter Pawel, capitán del barco cuenta en un video de la Prefectura que el velero quedó muy lastimado y, sobre todo, con más de un metro de agua adentro. Hundirse era cuestión de tiempo, poco tiempo.
Activaron la baliza satelital y tuvieron la suerte de que un barco carguero hiciera de enlace con tierra para que se disparara el operativo de rescate. Cuando llegó el helicóptero de la PNA los dos navegantes ya estaban en el agua, con vientos de más de 80 kilómetros por hora y mar muy bravo por la tormenta. Los rescatistas Weiman, de Zan, Ledesma, Burgoa y Morales cuentan en el video que, en vuelo hacia la posición marcada por la boya satelital, tuvieron la idea de pedir al buque carguero que se acercara a la zona del naufragio y encendiera todas las luces posibles, para ubicar al helicóptero cuando se acercara a la zona del rescate. La idea funcionó. Pero faltaba lo peor: llegar al velero que comenzaba a hundirse, mandar dos nadadores al medio del mar a oscuras y dar con los náufragos. Pudieron hacerlo y salvar dos vidas. Dos vidas que, bien miradas, fueron siete, por el riesgo que corrieron Weiman, de Zan, Ledesma, Burgoa y Morales, los rescatistas ahora premiados.
En 2006 Kevin Costner protagonizó "The Guardian", el film que cuenta la historia de Ben Randall, un nadador de rescate que se retira tras perder a su equipo en un salvataje fallido. La película, también protagonizada por Ashton Kutcher, no es lo mejor que produjo Hollywood, pero muestra sin exageración la técnica de esos rescates: helicópteros especiales para volar en condiciones de tormenta que parten desde barcos guardacostas o desde la costa misma, llegan al lugar del rescate orientados por boyas satelitales que indican la posición de los náufragos y, volando a pocos metros de las olas, lanzan a dos o más nadadores que, con trajes térmicos y apenas un salvavidas, deben alcanzar a los sobrevivientes, mantenerlos a flote y luego intentar subirlos a canastas que, como camillas, cuelgan desde el helicóptero. Así de fácil contarlo, así de imposible imaginar esa situación. Los náufragos de "La Rosa Salvaje" tuvieron esa suerte con los rescatistas de la Prefectura.
"Es un orgullo que la Organización Marítima Internacional brinde este reconocimiento al grupo de salvamento y rescate de la Prefectura Naval Argentina. Sabemos que la actividad náutica que realizamos implica muchos riesgos, pero lo hacemos convencidos de nuestro deber de salvaguardar la vida en el mar", dijo hoy en Londres el Suboficial Ledesma, mecánico del helicóptero de rescate, que cumple la función de "ojos del piloto", porque lo orienta en relación a la altura de las olas, la posición del barco naufragado y, sobre todo, de los sobrevivientes que pelean por treparse a esa canasta salvadora.
La Organización Marítima Internacional es la agencia especializada de las Naciones Unidas responsable de promover la cooperación entre los Estados y la industria del transporte naval para mejorar la seguridad marítima y prevenir la contaminación de los mares. Está compuesta por una Asamblea donde se encuentran representados los 170 Estados miembros y un Consejo, integrado por 40 Estados, del que la Argentina es parte. El Secretario General de la OMI, Koji Sekimizu, dijo que la acción del grupo de rescate de la PNA fue distinguida entre más de 35 nominaciones propuestas por 12 países miembros.