EN CASA, CON LA FAMILIA Y EN LIBERTAD
El regreso del buque escuela de la Armada Argentina marca el fin de un viaje muy particular.

Finalmente, en las últimas horas de la tarde del 9 de Enero, la Fragata Libertad amarró en uno de los muelles de la Base Naval de Mar del Plata. Terminaron así, 7 meses y 7 días de travesía, 76 de los cuales estuvieron teñidos de la particular condición de “buque arrestado” por el reclamo de pago de acreedores externos del país.

Podría decirse con justeza que la “Libertad” protagonizó en estos meses, una larga cadena de gruesos errores y admirables aciertos. En el extremo negativo de la misma se puede ubicar el fallo del juez ghanes que contrariando la normativa internacional vigente, dio lugar al reclamo de los fondos de bonistas que exigían la retención de la nave.

Como contrapartida, el brillante accionar del equipo diplomático y legal comandado por la embajadora Susana Ruiz Cerrutti, condujo a la victoria la controversia dirimida en el Tribunal Internacional del Mar. Si bien es cierto que la medida obtenida es provisional; el hecho de haberse liberado la fragata sin el pago de caución alguna permite inferir que se se llega a la constitución del tribunal arbitral, el mismo sería totalmente favorable a nuestra postura.

Llega ahora evidentemente, el momento de analizar profundamente qué es lo que pasó y por qué pasó, y será entonces sí el momento de corregir errores propios para que nunca más nos vuelva a suceder algo parecido.

Mar del Plata no recibió ayer a un grupo de valientes, a una tripulación de héroes o a una selección de superhombres. No; el propio capitán de navío Pablo Lucio Salonio definió con tal acierto su condición “somos marinos que cumplimos con nuestro deber”.

Cumplir con el deber no es algo menor. No siempre los hombres están a la altura de las circunstancias. Salonio y su gente si lo estuvieron. Fueron formados, capacitados y entrenados para –como marinos- defender con honor el barco que la nación les confió. Todo lo demás, la larga ausencia, las restricciones para bajar a puerto, las faltas de comodidad etc., etc., son parte de las contingencias propias de la “aventura marítima”.

Es dable suponer, que cualquier Comandante, cualquier Oficial y cualquier Marinero, en circunstancias parecidas deberían haber actuado de la misma manera o al menos bajo los mismos estándares de eficiencia. Hacer una exaltación del cumplimiento del deber, nos llevará invariablemente al acostumbramiento, a la mediocridad o impericia.

Para Salonio y su gente…¡BRAVO ZULÚ!

Pero por otra parte, esta “Odisea judicial” ha tenido reacciones colaterales y secundarias; entre ellas, la abrupta toma de conciencia por buena parte de la sociedad argentina en general sobre la existencia de otra Argentina, o mejor dicho de la otra parte de la Argentina. La Argentina marítima.

Cientos de páginas, minutos y minutos de aire y decenas de comentarios se han producido en los medios locales y nacionales en relación con la Fragata, el mar, el tribunal internacional, la armada, la marina mercante, la vida del marino y una larga lista de temas relacionados. Se habló –y mucho– de millas, nudos, mar libre, mar territorial, amarra, fondeo, plataforma continental... en síntesis del MAR, SUS COSAS Y SU GENTE.

Aquí es donde nace el valor agregado y la sana oportunidad que tiene para Instituciones como la LIGA NAVAL ARGENTINA, el poder de una manera muy particular cumplir con su principal objetivo: bregar por UNA CADA VEZ MAYOR CONCIENCIA MARÍTIMA Y FLUVIAL.

Terminó un viaje, comenzó un promisorio tiempo para aprovechar y lograr que nuestra sociedad fije su mirada en nuestro mar y su gente.