Ana Luisa Ortiz, una vocaci贸n trunca que abri贸 el camino de las mujeres en los buques militares y mercantes de Argentina. Su pasi贸n por el mar y su relaci贸n los Bee Gees
Publicado: 13-06-2023
En 1972 la presencia de una mujer como tripulante de un buque mercante o militar era considerada como 鈥渄e mal augurio鈥, pese a ello su solicitud de ingreso a la Escuela Nacional de N谩utica Manuel Belgrano destinada a terminar en un cesto de papeles tuvo otro destino y cambi贸 la historia de la marina civil y militar argentinas para siempre.
La historia de Ana Luisa Ortiz estaba definitivamente sepultada hasta que el historiador y Oficial de la Marina Mercante Horacio V谩zquez Rivarola abocado a la tarea de documentar historias de mujeres en la Marina Mercante Argentina rescat贸 del olvido las vivencias de una joven de apenas 20 a帽os que quiso cambiar el mundo o al menos una parte de 茅l, pretendiendo ser una marina mercante.
La suerte no estuvo de su lado y la vida la llev贸 hacia otros horizontes. Un viaje circunstancial con uno de sus hijos para ver un concierto de los Bee Gees terminar铆a sellando una relaci贸n indisoluble con el grupo lo suficientemente fuerte como para ya no regresar al pa铆s.
El 3 de enero de 1972 la Armada Argentina qued贸 en manos del Almirante Carlos Guido Natal Coda. Las aguas por las que habr铆a de navegar no eran tranquilas. Su camarada en la junta militar Alejandro Agust铆n Lanusse iniciaba los aprestos para devolver el poder pol铆tico a los civiles y una vez m谩s el nombre Juan Domingo Per贸n era motivo de disputas internas en las FFAA.
Por ello 鈥搒eg煤n pudo reconstruir Infobae- cuando en abril de 1972 recibi贸 copia de la nota que el 21 de noviembre de 1971 remitiera la joven Ana Luisa Ortiz al por entonces Secretario de Marina Mercante Contraalmirante Francisco Aleman solicitando ser admitida como cadete en la Escuela Nacional de N谩utica solo atin贸 a decir 鈥淟o que nos faltaba鈥.
La carta que cambio la historia
鈥El motivo de la presente es hacer llegar a Ud. la historia de una vocaci贸n, que, como toda ella, es profunda y determinada Mi pa铆s (su patria y la m铆a) se niega aceptar mis servicios鈥. Dice Ana Luisa en el primer p谩rrafo de la emotiva carta que originar铆a un expediente naval sin precedentes.
Y sigue, 鈥En el mundo de hoy, donde la juventud tiene inquietudes, ganas de cumplir y de ayudar a engrandecer y propender a la libertad de esta tierra argentina, se niega, se me niega el derecho a cumplir con mis m谩s ferviente deseo que es el de realizar una tarea que me siento capaz de llevar a cabo鈥.
En los p谩rrafos siguientes Ana Luisa explica a la m谩xima autoridad de la Marina Mercante (por aquellos d铆as totalmente en manos de la Armada Argentina) que, habiendo presentado su solicitud de ingreso como aspirante a oficial de cubierta de la Marina Mercante Argentina, la Escuela Nacional de N谩utica -煤nica formadora de oficiales de ultramar- le niega su pedido con argumentos pueriles y de poco sustento jur铆dico.
En el p谩rrafo final de la in茅dita misiva, la joven Ana Luisa Ortiz le indica a todo el almirantazgo de la 茅poca las razones de su vocaci贸n y termina expresando, 鈥淭al vez esto 煤ltimo avale a Ud. la autenticidad de mi pedido y lleve a concretar su opini贸n en una respuesta positiva, y en el caso de que as铆 no fuere, una determinaci贸n y enunciaci贸n de motivos suficientemente v谩lidos y reglamentarios, que explique a mi ser el incumplimiento del destino por m铆 elegido. Sin otro particular, saludo a Ud. a la espera de obtener eco suficiente que todo ciudadano espera de sus autoridades. SSS (Su Segura Servidora) Ana L Ortiz鈥.
La vocaci贸n
Seraf铆n Ortiz era un trabajador terrestre de YPF, por aquellos a帽os la petrolera estatal pose铆a una de las flotas mercantes m谩s importantes de la regi贸n. Dentro de los beneficios que la empresa otorgaba a su personal estaba la espor谩dica posibilidad de realizar viajes como pasajeros en alguno de los petroleros de gran porte que cubr铆an trayectos nacionales e internacionales.
Invariablemente, cada vez que pod铆a embarcarse, Seraf铆n lo hac铆a de la mano de su hija Ana Luisa. Ni帽a primero, adolescente m谩s tarde y joven veintea帽era finalmente transit贸 las cubiertas de los petroleros 鈥淚slas Orcadas鈥, 鈥淚slas Malvinas鈥, 鈥淐omodoro Rivadavia鈥, 鈥淟a Plata鈥 e 鈥淚slas Georgias鈥, acumulando horas de 鈥済uardia鈥 que incluyeron maniobras con el tim贸n, lectura de cartas n谩uticas, crep煤sculos, ocasos y la inmensidad del oc茅ano ante sus ojos.
No era un capricho ni un antojo. El mar corr铆a por sus venas, atesoraba m谩s millas navegadas que muchos de los bur贸cratas que le negaban lo que ella consideraba con raz贸n su derecho.
Negativa Testicular
La carta fue tan imprevista como lo fueron sus consecuencias. Es sabido que en toda dependencia p煤blica para argumentar una negativa con fundamento es necesario un dictamen jur铆dico previo.
A nivel interno la Armada comenz贸 una serie de consultas que invariablemente desnudaban una realidad, en ning煤n reglamento estaba escrito que ser mujer imped铆a ser marino. 鈥淭odo lo que no est谩 expresamente prohibido, est谩 permitido鈥 dicen los expertos en derecho.
鈥淣o, no es posible su ingreso pues no tenemos ba帽os para mujeres en la escuela鈥. 鈥淟a tarea a bordo necesita de un esfuerzo y una destreza f铆sica que solo el hombre puede tener鈥. Afirmaban los consultados.
Esas -entre otras- eran las respuestas que distintos organismos navales iban brindado y que se sumaron al expediente originado por Ana Luisa. No obstante, hubo una que hoy resultar铆a tan repudiable como descabellada. 鈥El reconocimiento m茅dico que se le hace a los cadetes habla expresamente de -entre otras- afecciones en los test铆culos como por ejemplo la ausencia de uno de ellos como causa de ineptitud, no hay reglamento de apto f铆sico para mujeres por ello queda claro que no pueden ingresar鈥. Asesor贸 en la oportunidad el por entonces director de la Escuela de N谩utica Capit谩n de Nav铆o Bagnatti.
El mencionado oficial fue m谩s all谩 con su razonamiento al sostener enf谩ticamente que, 鈥淓n ning煤n art铆culo del Reglamento de esta escuela, se especifica expl铆citamente que el Cadete de N谩utica debe ser exclusivamente del sexo masculino. Sin embargo, el art铆culo 10潞 establece entre otros requisitos que 麓ser谩 indispensable ser argentino麓. Esta Direcci贸n interpreta ante tal expresi贸n, que el ingreso est谩 limitado al sexo masculino ya que de no ser as铆 debi贸 haberse utilizado cualquiera de las siguientes formas: Ser谩 indispensable ser de nacionalidad argentino o argentina o Ser谩 indispensable ser argentino o argentina鈥.
Bagnatti se 鈥渄espacha鈥 luego con un mayor despliegue m茅dico citando otras dolencias masculinas que son causa de ineptitud. Ectopia testicular, varicocele, orquitis y atrofia testicular entre otras. Cierra su argumentaci贸n con un p谩rrafo contundente.
鈥淎dem谩s considero personalmente, que la profesi贸n de Oficial de la Marina Mercante Argentina debe ser ejercida por varones, por lo menos en un futuro inmediato, dadas las muy especiales condiciones en que deben desarrollar sus tareas, as铆 como tambi茅n por las costumbres propias del hombre argentino鈥.
Sumando fojas al expediente
Al margen de opiniones y cuestiones reglamentarias nadie en la Armada se sent铆a en condiciones de responder al pedido de Ana Luisa. Resulta curioso que a pesar de tratarse de una marina en dictadura que simplemente podr铆a haber denegado el pedido o ni tan solo contestarlo, algo en aquella nota socav贸 la r铆gida mentalidad castrense del momento en busca de una respuesta 鈥渞azonable鈥 aunque fuera negativa.
La mirada civil de la cuesti贸n
En relaci贸n con la preocupaci贸n naval por dar la respuesta adecuada, el Contraalmirante Aleman por expresa indicaci贸n del Comandante General de la Armada -Almirante Coda- inicia una ronda de consultas entre la comunidad mar铆tima. Empresas navieras, gremios, centros profesionales y expertos en derecho mar铆timo fueron de la partida.
Las respuestas que el funcionario fue acopiando fueron variopintas. Algunas de avanzada, otras timoratas y algunas no eran menos desopilantes 鈥搇e铆das en el siglo XXI- que las emitidas por el personal militar consultado.
As铆 mientras que gremios como el Centro de Comisarios Navales al igual que el Centro de Capitanes de Ultramar apoyan decididamente, la empresa estatal 鈥淭ransportes Navales鈥 y la privada 鈥淕ota As Larsen鈥 aprueban, pero en funciones limitadas a la tarea de comisario naval y radiotelegrafista.
No fue el caso de la entidad gremial m谩s antigua de la Marina Mercante Argentina. El Centro de Jefes y Oficiales Maquinistas Navales, expres贸 su m谩s absoluta negativa esgrimiendo una multiplicidad de razones entre las que se destacan.
鈥淟os motivos expresados por la postulante no resultan convincentes, seguramente el haber navegado como pasajera rodeada de atenciones especiales y sin competencia con otras mujeres le han hecho tener una idealizaci贸n totalmente fuera de la realidad acerca de una profesi贸n penosa y de alto riesgo鈥.
La misiva de respuesta firmada por el Maquinista Naval Superior Arturo Giovenco presidente de la entidad resume en 5 puntos la negativa.
鈥淟a mujer no re煤ne las condiciones f铆sicas m铆nimas para la profesi贸n. Su presencia a bordo obligar谩 a los armadores a incurrir en gastos para generarles condiciones de habitabilidad, no contribuir谩 a solucionar los problemas de falta de personal, no servir谩 para humanizar la actividad, las exigencias propias del tipo y calidad de nuestros buques hace imposible que una mujer pueda acceder a puestos de conducci贸n a bordo鈥.
Entre p谩rrafo y p谩rrafo Giovenco se pregunta qu茅 hacer frente a la menstruaci贸n, la que invariablemente ocurrir谩 varias veces a lo largo de un viaje de ultramar.
El Capit谩n Lizazzo y el Almirante 鈥淐ero鈥
Como muestra de la preocupaci贸n naval para darle una respuesta a la joven Ana Luisa, la Armada design贸 a un oficial superior de apellido Lizazzo como su interlocutor. Si algo ten铆a Ana adem谩s de vocaci贸n era perseverancia. Decenas de visitas al Edificio Libertad (sede de la Armada) centenares de llamados telef贸nicos y gestiones de terceros fueron haciendo que Lizazzo se involucrara con su deseo de manera personal.
El expediente avanzaba, la historia pol铆tica del pa铆s tambi茅n, Lanusse le entreg贸 la banda presidencial a H茅ctor J C谩mpora, este a los pocos meses renuncia en favor de Ra煤l Lastiri, hay nuevas elecciones, asume Juan Domingo Per贸n. En 1974 ante la muerte del caudillo asume la presidencia su esposa y vicepresidente Mar铆a Stella Mart铆nez. La primera mujer presidente del pa铆s conservar谩 en su gesti贸n al jefe de la Armada que hab铆a designado su difunto esposo el Almirante Emilio Eduardo Massera.
Sea por convicci贸n personal o por el hecho de agradar a su comandante en jefe mujer, Massera al tanto del tema orden贸 la inmediata apertura de la Escuela de N谩utica a las mujeres que estuvieran en condiciones de hacerlo. A pesar del obsceno poder que lleg贸 a detentar sufri贸 una dura resistencia de sus subordinados incluido el propio director del establecimiento educativo. El Almirante Cero en medio de un ataque de furia arremeti贸 con su auto oficial contra el puesto de acceso a la Escuela de N谩utica para increpar cara a cara al director y exigirle cumplir la orden.
A mediados de 1977 Ana Luisa recibi贸 un llamado, reconoci贸 instant谩neamente la voz del otro lado de la l铆nea. El Capit谩n Lizazzo expreso, 隆AnaLuisa! buenas noticias se abre la inscripci贸n para la mujer en la Escuela podr谩s ingresar el pr贸ximo a帽o!
Para Ana Luisa era tarde: 25 a帽os, un matrimonio y un hijo la pon铆an en las mismas causales de ineptitud para el ingreso que a los varones. Ana Luisa hab铆a perdido la batalla, pero sin darse cuenta hab铆a ganado la guerra.
En primera persona
El primer d铆a h谩bil de febrero de 1978 casi quinientos j贸venes argentinos formalizaron su ingreso como cadetes de la Marina Mercante entre ellos una veintena de mujeres y este cronista.
El jefe de la Armada hab铆a impuesto su criterio, pero la mayor铆a de los marinos -civiles y militares- que conduc铆an la bicentenaria escuela no compart铆an el mismo. Nadie obviamente se atrevi贸 a contradecir en la cara al todopoderoso Almirante 鈥淐ero鈥.
Aquellas mujeres -muchas a煤n adolescentes- fueron sometidas sino a maltratos al menos a destrato, sus cabezas fueron rapadas, se les prohibi贸 hablar con sus compa帽eros varones, se les bridaban arengas sobre lo que se sufr铆a en una tormenta, en un mar embravecido y en un naufragio.
Nada las detuvo, a la par de quien escribe esta cr贸nica fueron superando cada obst谩culo, cada desaf铆o, cada jal贸n profesional. Se graduaron, ascendieron alcanzado en el presente las m谩ximas jerarqu铆as de la profesi贸n son capitanes de buques y algunas CEOS de empresas navieras. Seis de ellas ostentan con orgullo la condici贸n de Veteranas de la Guerra de Malvinas.
Es justo destacar que aquel Centro de Maquinistas Navales que las defenestr贸 hoy les otorga becas a j贸venes cadetes de todo el pa铆s y las cuenta con orgullo en su padr贸n de afiliadas a la entidad.
Consultado V谩zquez Rivarola sobre como dio con el paradero de Ana Luisa coment贸, 鈥淣o fue f谩cil ya que desde hace casi 40 a帽os reside en EEUU, me acerqu茅 hasta el domicilio que figuraba en el expediente que origin贸 la Armada y si bien toqu茅 a la puerta reiteradamente nadie respondi贸. Deje una tarjeta personal indicando de deseaba hablar con ella y cuando ya hab铆a perdido las esperanzas me llam贸 desde los Estados Unidos鈥.
Al momento de terminar esta cr贸nica, Ana Luisa se encuentra en la sala de preembarque del aeropuerto de Miami a punto de iniciar un vuelo que la trae brevemente de regreso en lo que constituye el cierre de una larga historia.
El mi茅rcoles 14 de junio a las 14:00 horas volver谩 a pisar la Escuela Nacional de N谩utica 鈥淢anuel Belgrano鈥. All铆 la aguardar谩 una formaci贸n en su honor realizada por las actuales cadetes femeninas de la instituci贸n, un auditorio colmado de referentes del sector, 谩vido por escuchar su relato en una clase magistral y 鈥搉o menos importante- , el expediente que naci贸 con la carta que finalizaba con la coloquial frase 鈥淪u Segura Servidora鈥.
隆Vaya si sirvi贸!
Conmovedora historia de perseverancia.
Enrique - 14-06-2023