Dada la restricción sanitaria y la imposibilidad de realizar la tradicional ceremonia en honor a los caídos, el 38º aniversario del hundimiento del Crucero ARA Gral. Belgrano no pasó desapercibido.
Publicado: 03-05-2020
Durante la mañana del sábado 2 de mayo, el Ministro de Defensa junto a las máximas autoridades militares del país, encabezó una particular ceremonia de homenaje a los 343 tripulantes caídos en la trágica jornada del 2 de mayo de 1982. Luego de un breve discurso, el ministro se trasladó a la sala de situación ubicada en el piso 12 del Edificio Libertad donde protagonizó una video conferencia con quien fuera el segundo comandante de la unidad durante la guerra, el hoy Capitán de Navío retirado Pedro Galazzi. Asimismo el mencionado oficial naval, envió a cada tripulante una emotiva carta alegórica que "Marina Digital" pone a disposición de sus lectores.
Carta enviada a la dotación del ARA Crucero General Belgrano por el Segundo Comandante Capitán de Navío VGM (RE) Pedro Luis Galazi, en conmemoración del 2 de mayo
Al zarpar de nuestro apostadero el 16 de abril de 1982, comenzó nuestra historia, producto de algo que ni ustedes ni yo promovimos, ni buscamos ni imaginamos…. La guerra de Malvinas.
El destino nos colocó ante ella y así afrontamos sus consecuencias buenas y malas.
Conducidos por nuestro comandante supimos aportar nuestra propia voluntad para dar sentido a ese destino poniendo en juego lo más valioso del ser humano: nuestra propia vida.
Difícil e imposible poder describir los valores que se pusieron en juego en esos momentos, pero si es sencillo y es mi permanente orgullo el dar testimonio de lo que pude apreciar de la conducta de todos ustedes.
Es muy cierto que no son palabras las que resaltan las acciones, sino los hechos que las confirman. Nos preparamos para estar en condiciones de enfrentar cualquier situación y cuando entramos en combate pudimos sentir la diferencia que existe entre el juramento de defender a la Patria hasta perder la vida y su debida materialización. Eso es sentir a la Patria en toda su dimensión y es lo que nos hizo sentir dignos, no porque fuéramos valientes sino porque enfrentamos el desenlace de la vida o la muerte cumpliendo con la responsabilidad que le correspondía a cada uno.
Como debe ser la característica de un soldado, todo esto lo guardamos en silencio y sin estridencias muy dentro de nuestro corazón.
El espíritu de dotación que se formó, cuando muchos de ustedes apenas tenían 18 años, y la amistad que mutuamente supimos conseguir en la post guerra, dio paso a ceremonias y reuniones a lo largo y ancho del país fortaleciendo estos sentimientos.
Es por demás interesante y mucho me alegra sentir por parte de ustedes las anécdotas de lo vivido a bordo. Es el tema de conversación obligado. Parecería que cuanto más pasan los años con más intensidad afloran los recuerdos vividos por todos nosotros en el crucero.
El paso de estos 38 años han hecho que yo olvidara algunos pasajes de esta historia pero hay una situación que nos involucra a todos que no podré olvidar. Cuando nuestro buque herido de muerte comenzó a hundirse, la mayoría de ustedes estaban en la cubierta principal en sus puestos de abandono, con excepción de los que se desempeñaban en tareas específicas. Con el paso de los minutos, el buque fue tomando una escora muy pronunciada (unos 40 grados) y entonces informé al comandante sobre el peligro que esto representaba. Una decisión había que tomar. La pérdida de segundos daría la posibilidad que el buque diera una vuelta campana, con lo que esto significaba. Finalmente me ordenó que impartiera la voz de abandono. Mirando hacia el puente de comando en busca de la última orden permanecían ustedes en orden, en silencio y gran estoicismo en una actitud, imposible de creer por la situación trágica que se vivía. Fue entonces que al gritarles con toda mi fuerza la orden de abandonar el buque, nuestras miradas se cruzaron como si fuera una despedida interminable. Esta anécdota esta grabada muy dentro de mi corazón.
Hoy estamos en una verdadera guerra o pandemia, que podremos definirla cuando esto termine, pero lo cierto es que tiene amenazada a la humanidad y produciendo miles de muertes sin discriminación.
En forma individual o junto a nuestras respectivas familias, nos encontramos en cuarentena cumpliendo las directivas de las autoridades, lo que nos impide la organización de ceremonias este 2 de mayo para rendir homenaje a nuestros héroes.
Esta situación nos lleva a vivir en forma similar a lo ocurrido en nuestras balsas Debemos mantener el orden, la armonía, actividades de distracción y elevando nuestra fé encomendándonos, ante la incertidumbre, a Dios para que nos proteja.
Hoy no estamos en las balsas enfrentando un mar embravecido estamos en nuestros hogares donde reina el amor y el cariño de nuestros hijos, pero el peligro es exactamente el mismo.
Roguemos para que esta pesadilla que ha trastocado nuestro sistema de vida tenga pronto su fin, con el mínimo de víctimas para que podamos vivir nuevamente en paz y felicidad en nuestra querida Patria.
El 2 de mayo a 16:30 hs. uniremos nuestros pensamientos, donde nos encontremos, manteniendo bien alto nuestro espíritu de dotación, para honrar a nuestros héroes y asimismo recordando y agradeciendo respetuosamente a sus familiares por la entrega a la Patria de sus seres queridos.
Dotación: ¡VIVA LA PATRIA, VIVA EL BELGRANO, VIVAN NUESTROS HÉROES!
Los nombres de nuestros 323 héroes estarán por siempre inscriptos con letra de fuego en el bronce de la historia argentina.
Al cumplirse este 2 de mayo el 38 aniversario de nuestra gesta les envío un fuerte abrazo a todos ustedes y sus respectivas familias.
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