Cuando la política exterior cambia con cada Canciller.
La decisión de la Cancillería argentina de prohibir la realización de la campaña de investigación al buque británico James Cook en aguas nacionales puede atribuirse al reemplazo de Diana Mondino por Gerardo Werthein, con un perfil mucho más malvinista que el de su antecesora.
Publicado: 20-12-2024
El barco del Reino Unido James Cook ya se encontraba en aguas cercanas al puerto de Mar del Plata cuando desde la Consejería de Legales del Ministerio de Relaciones Exteriores se decidió revocar la autorización para que realizara una campaña de investigación en aguas nacionales.
La autorización era una locura, dado que se hubiera permitido que el buque recolectara datos de suma relevancia sobre el estado del recurso Illex argentinus, otorgándole al gobierno de ocupación ilegal de las Islas Malvinas información clave para la próxima temporada.
Pero no solo por la información biológica a la que tendría acceso los investigadores del Reino Unido puede considerarse una locura, sino y principalmente porque dentro del plan de campaña estaba previsto que se realizaran mediciones sísmicas con instrumental de mayor potencia al utilizado habitualmente para la investigación, proporcionando a los británicos datos muy importantes en sus pretensiones de explotación petrolera en el área de Malvinas.
Lo extraño es que la decisión de prohibir la realización de esta campaña llegó luego de que desde la propia Cancillería se hubieran realizado gestiones para embarcar personal de la Armada como observadores en el James Cook y que el Consejo Federal Pesquero informara que no tenía ningún reparo en su realización, con excepción de la oposición de los representantes de Chubut y Buenos Aires.
Hasta el lunes, dentro de la Cancillería, ningún funcionario relacionado con la actividad pesquera y la Secretaría de Malvinas había podido confirmar que la campaña había sido rechazada formalmente, lo que da cuenta del divorcio reinante dentro del Ministerio entre los distintos departamentos.
“La decisión es política y difícilmente se revierta a esta altura, el canciller tiene un perfil mucho más malvinista que Mondino”, mencionó una funcionaria de carrera que ya ha visto pasar varias gestiones, y lamentándose de nuestro destino señaló: “En el tema con Malvinas siempre fuimos erráticos, antes cambiaba de gobierno a gobierno, ahora parece que será de canciller a canciller”.
Puede considerarse hasta justo el destrato al gobierno británico si se midiese en función al dolor generado en el pueblo argentino con la guerra de Malvinas, pero la realidad es que este es un nuevo papelón diplomático. Atento el alcance de la campaña de investigación, nunca debió autorizarse y el barco nunca debió llegar a las costas de Mar del Plata para que recién entonces se le prohibiera el ingreso.
En el tiempo de gestión que tiene por delante el ministro Werthein esperemos podamos gozar de coherencia, una condición que la Cancillería argentina ha perdido hace mucho tiempo
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