22 de junio: Aniversario del nacimiento del Almirante Guillermo Brown
Publicado: 22-06-2023
En mayo próximo pasado, tuve la dicha de poder visitar Foxford, Irlanda, el pueblo donde un 22 de junio de 1777 había nacido el Almirante D. Guillermo Brown, Padre de la Patria en el Mar.
Foxford es un pequeño pueblo rodeado por verdes colinas, mucho follaje, con innumerables árboles frondosos y vegetación colorida, atravesado por el río Moy, famoso en Europa por la calidad del salmón que allí se encuentra, y quien le da significado el nombre del lugar: “Desembocadura de los rápidos”.
En 1777, era una pequeña aldea del Reino de Irlanda, territorio muy convulsionado. La enseñanza se encontraba limitada, el trabajo obstaculizado y la religión discriminada. El hambre fue cercando a la población y hasta el pan era considerado un elemento de lujo. Fue dentro de este marco de opresiva tristeza que transcurrió la niñez del pequeño Guillermo.
Las ciento de hilanderías del lugar, que otrora habían producido plenamente con exportaciones a toda Europa, fueron menguando paulatinamente hasta desaparecer casi completamente. Se convertiría una constante el emigrar hacia las colonias norteamericanas que habían proclamado su independencia de Gran Bretaña.
Y era esa aldea donde vivía la familia Brown, una familia fervientemente católica. Su padre, se ganaba el alimento diario con el producido de su granja. Un hermano suyo llegó a ordenarse como sacerdote en la Universidad de Salamanca, y se sabe que tuvo mucha influencia en los primeros años de Guillermo, inculcándole el amor por la libertad, el respeto hacia la disciplina, la valoración del esfuerzo y el compromiso con la religión católica.
Las restricciones comerciales impuestas por el Reino de Inglaterra no les permitían a los habitantes de Foxford poder progresar en su terruño. Fue por ello que el padre de Guillermo decidió tentar nuevos horizontes y dirigirse a los Estados Unidos de América para abrirse nuevos caminos. Viaje que no haría solo sino acompañado también por su hijo.
Arribaron en 1786 a Baltimore, Maryland, cuando Guillermo apenas había cumplido nueve años. El contacto que debía esperarlos para brindarles orientación y ayudarlos en su nueva vida, había fallecido de fiebre amarilla unas semanas antes.
Solos ante la adversidad, buscaron y buscaron la manera de proveerse el alimento ye iniciar un futuro nuevo Pero la epidemia también llegó a su encuentro y acabó con la vida de su padre, encontrándose Guillermo Brown totalmente desamparado, con tan solo diez años, sin recursos y en un país extraño.
Fue entonces cuando, vagabundeando por los muelles de Delaware, se cruzó con un capitán de un barco mercante de bandera norteamericana, quien le propone embarcarlo como mozo de cámara en su navío. Guillermo acepta sin titubeos, iniciando de esta manera su vida naval.
Durante diez años, Brown realizó múltiples viajes, navegando por las Antillas y las aguas del Atlántico. En esa dura escuela logró una formación profesional amplia, adquiriendo una admirable pericia, cualidad descollante de su personalidad de marino.
Hacia 1798, con solo 21 años, ya era capitán de un buque mercante de bandera británica y mientras navegaba por las aguas del Mediterráneo fue abordado por el Presidente, uno de los mejores barcos de la marina francesa. Sin medios para resistirse, fue tomado prisionero y enviado a la ciudadela de Metz.
Al poco tiempo logró escapar, vistiendo un uniforme francés y engañando así a la guardia. Lamentablemente no le duró mucho su libertad, porque volvieron a atraparlo y lo llevaron a Verdún, una fortaleza con condiciones de mayor seguridad.
Aunque tratándose de Brown, nada era imposible y volvió a fugarse deslizándose por el muro exterior junto a un oficial inglés. Escaparon hacia Alemania, donde fueron cobijados por la hija del rey Jorge III de Inglaterra, quien además les facilitó el regreso a Gran Bretaña.
En 1809, en Inglaterra, Brown contrae matrimonio con Elizabeth Chitty, su compañera de toda la vida. Ella era anglicana y él católico, adoptaron desde el principio una decisión que cumplieron durante toda su existencia, las niñas serían bautizadas bajo el rito anglicano y los varones bajo los preceptos católicos.
Poco tiempo después, Brown visitaría las aguas del Plata, cuando ya se había puesto en marcha la Revolución de Mayo y rápidamente consideró que era un excelente lugar para quedarse y emprender actividades comerciales. Compró un terreno en la zona de Barracas, construyó su casa, a la que él denominaba su “kinta”, y en pocos meses más trajo a su esposa y a sus primeros hijos a vivir a nuestro país.
A partir de ese momento se unió a la causa patriota. Resumir la biografía completa de nuestro Gran Almirante, sería casi imposible. Significaría hacer el relato de medio siglo de historia naval argentina, comenzando con su bautismo de fuego en la toma de Martín García, combate donde se inicia la gloriosa epopeya que puso fin al poderío naval español en aguas del Río de la Plata un 17 de mayo de 1814, frente a Montevideo.
Tendría que tratar de recorrer sus más de 40 combates y batallas que tuvieron por teatro mares y ríos de Sudamérica, desde las Antillas en el Atlántico, hasta la Colombia en el Pacífico.
Cómo dejar de citar su ataque al Callao con extremo coraje, la mayor fortaleza española en el Pacífico, junto a Hipólito Bouchard. O cuando estuvo a punto de volar la Santísima Trinidad frente a Guayaquil, con sable en mano y mecha prendida en la otra, si no terminaban con la matanza de sus hombres, desembarcando envuelto en el pabellón argentino.
O cuando nuevamente lo vuelven a llamar algunos años después, cuando el país tuvo que enfrentar al Brasil. Y lo vemos a Guillermo Brown en el castillo de popa de la 25 de Mayo, dando órdenes precisas a sus comandantes en Los Pozos, Quilmes, Juncal o Monte Santiago. Combates en los cuales la modesta escuadra argentina se enfrentaba a una abrumadora flota brasileña y en los cuales resuena su consigna:
“Fuego rasante que el pueblo nos contempla”
El Almirante Guillermo Brown fue considerado como el guerrero predilecto del pueblo argentino en los más difíciles momentos de nuestras luchas desesperadas.
En Foxford, su lugar natal, cada uno de sus habitantes transmite con orgullo que ese lugar fue la cuna de un héroe argentino que combatió por la libertad de su patria adoptiva y el honor de su bandera. Los monumentos, paseos y asociaciones que se han erigido en su nombre en el mencionado país, así lo demuestran.
Y un 3 de marzo de 1857, en su “kinta” de Barracas, entre sus árboles y frutales, pasó a la inmortalidad.
Quisiera quedarme, para finalizar, con las palabras pronunciadas por el Dr. Bartolomé Mitre en su funeral:
“Brown en la vida, de pie sobre la popa de su bajel, valía para nosotros una flota. Brown en el sepulcro, simboliza con su nombre toda nuestra historia naval.”
Almirante VGM (RE) Daniel Alberto Enrique Martin
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