Tras los insistentes reclamos de sectores relacionados con la operatoria marítima y portuaria, y los señalamientos de intendentes ribereños sobre la necesidad de restringir la entrada de buques cargueros, se generó un protocolo con normas importantes pero que todavía no cubre todas las contingencias y deja algunas dudas.
Publicado: 23-03-2020
Desde el inicio de la crisis mundial causada por el Covid-19, Argentina comenzó a implementar diversas medidas de profilaxis -aplicadas fundamentalmente en espacios con alta concentración de personas-, además de restricciones cada vez más férreas al tránsito de pasajeros en terminales aéreas, para finalmente decretar la cuarentena nacional obligatoria.
Pero las autoridades nacionales y provinciales hicieron foco en tierra y aire, descuidando en gran parte las vías marítima y fluvial de transporte y una serie de contingencias que se comenzaron a dar en ciudades portuarias en paralelo con el agravamiento de la situación.
Los primeros actores marítimos en levantar su voz para alertar acerca del peligro que significa para la seguridad sanitaria, la llegada de centenares de buques cargueros sin controles presenciales adecuados, fueron los prácticos y pilotos -responsables de asesorar a los capitanes extranjeros cuando navegan en aguas interiores y cuando atracan sus buques a muelle-. En su momento y ante Infobae, expusieron el riesgo que implicaba abordar a diario naves con tripulaciones procedentes de sitios remotos, incluso de zonas de alta circulación del virus. En los últimos días, las voces de las autoridades municipales de Bahía Blanca, Quequén y Timbúes se elevaron en demanda de protección para sus comunidades y llegaron a esgrimir la posibilidad de bloquear de facto el ingreso a sus respectivos puertos.
Luego de muchas marchas y contramarchas, al tomar estado público lo sucedido en el puerto de Ushuaia con el crucero “Coral Princess”, las autoridades del Ministerio de Transportes decidieron instalar el tema en agenda y, en simultáneo con la puesta en cuarentena de 400 pasajeros del buque Juan Patricio por la presencia de una persona con síntomas compatibles con Covid-19, terminaron de dar forma a un protocolo genérico para el transporte por agua.
Protocolo y Comité de Crisis
Si bien la Subsecretaría de Estado responsable del funcionamiento de la actividad marítima y fluvial del país, no tiene titular formalmente designado, se ha conformado un comité de crisis que, además del ministerio, integran Sanidad de Fronteras, Prefectura Naval, Agencias Marítimas, Autoridades Portuarias, Dirección de Migraciones y centros profesionales del sector marítimo.
En poco más de 12 páginas, el protocolo de emergencia intenta fijar normas de actuación tanto para el personal marítimo y portuario nacional como para el que aborda los buques extranjeros que recalan en puertos del país. La norma establece la obligatoriedad para toda terminal portuaria de contar con un plan de contingencia que contemple la inclusión de un centro hospitalario cercano para atención de posibles infectados, adecuada existencia de medios de traslado y de sectores de aislamiento preventivo dentro de las instalaciones portuarias, exigencia de certificados de salud de personal propio o eventual y gestión de residuos patológicos. La medida intenta frenar algunas iniciativas como la del Intendente de la localidad de Timbúes (Santa Fe) que quería impedir la entrada y salida de camiones al puerto. Medida que pondría en jaque a las exportaciones sojeras; hoy casi la única fuente de divisas del país.
Atendiendo a uno de los reclamos más fuertes del sector, la norma establece severas restricciones a la circulación terrestre de miembros de las tripulaciones de buques extranjeros, que no podrán descender de sus naves si no es por razones estrictamente operativas. Asimismo se prohíbe -salvo fuerza mayor- el relevo de personal extranjero en puertos argentinos.
En concordancia con disposiciones de la OMS, se eleva la máximo la trazabilidad del recorrido de cada nave previo a su ingreso a aguas nacionales, puertos tocados, eventuales cambios de tripulación e informe del control diario de la temperatura corporal de cada tripulante. Hay otras medidas complementarias que si bien mejoran el control sobre buques y tripulaciones, todavía no son consideradas ciento por ciento efectivas por los marinos profesionales, que siguen insistiendo en que será fundamental obligar a todo buque que arribe al país habiendo transcurrido menos de 14 días de su último contacto con tierra firme a permanecer fondeado fuera del puerto hasta completar la cuarentena.
Los Prácticos
Respecto a los prácticos, primeros profesionales en abordar naves extranjeras, el protocolo indica que "deberán vestir barbijo, antiparras, camisolín y guantes". Se les prohíbe consumir alimentos o bebidas durante su permanencia a bordo. Todos los elementos utilizados para que el práctico pueda embarcar (escalas de gato, planchadas, etc) deberán ser desinfectados y en todo momento el profesional deberá mantener una distancia de no menos de dos metros con los tripulantes del buque en cuestión.
"Se nos indica como debemos ir vestidos y protegidos a bordo -dijo el capitán Christian Alejandro Calacione, presidente de la Asociación de Prácticos, ante la consulta de Infobae sobre el protocolo- pero nada se dice acerca de cuál es el organismo responsable de proveernos estos elementos. Es de público conocimiento que escasean el alcohol en gel y los barbijos, ¿dónde se supone que los debemos adquirir? ¿Qué características debe tener un camisolín para realmente ser útil a la prevención? Siendo que somos delegados de la autoridad pública, ¿no nos deberían ser provistos estos elementos conforme a un estándar oficial?"
Tanto para Calacione como para otros prácticos consultados, la disposición por la cual se les prohíbe ingerir alimentos parece ignorar que un pilotaje por la hidrovía Paraná-Paraguay no insume menos de 24 horas, pudiendo duplicarse ese tiempo ante la menor contingencia. Nuevamente, la solución más racional y ejecutable es la que de la puesta en vigor de un sistema de espera fuera de los puertos, para que recién se entre en contacto con las naves extranjeras luego de cumplidos los 14 días de aislamiento.
Calacione aclaró además que en este momento se trabaja codo a codo entre el personal de prácticos y la cámara empresaria del sector.
DNU poco claro
En plena entrevista de Infobae con un práctico del río Paraná, autoridades policiales detuvieron el auto que lo conducía a su lugar de trabajo y trataron de impedir su llegada al puerto de La Plata. Los agentes bonaerenses le explicaron que su actividad no figuraba en la lista de excepciones que habilitó el DNU presidencial. En efecto, si bien el instrumento legal considera como permitidas las tareas relacionadas con el comercio exterior, es muy pobre a la hora de enumerar las profesiones directamente involucradas en una exportación o importación de mercaderías, lo que hace imposible para una autoridad policial discernir si debe o no autorizar un desplazamiento.
A la deriva
La zaga de una decena de buques sin destino, diseminados por distintos mares del mundo, preocupa a las autoridades migratorias y sanitarias de buena parte del planeta. Por estas horas el buque Celebrity Eclipse con más de 60 argentinos a bordo fue impedido de tomar puerto en Valparaíso. Solo se autorizó el desembarco de los nacionales del país y el resto ya está siguiendo viaje hacia Estados Unidos. La angustia a bordo es grande ya que no se sabe si Donald Trump autorizará el desembarco, además de que muchos compatriotas no tienen visa.
Por otra parte, asciende a 10 el número de naves de pasajeros contaminadas por Covid-19 según la información de la Organización Marítima Internacional.
Buenos Aires también rechazó en las últimas horas el desembarco de extranjeros y actualmente se encuentra en las afueras del puerto metropolitano el crucero "Scenic Eclipse" con centenares de turistas australianos que embarcaron en Ushuaia para un recorrido por la Antártida. Al regreso, en la ciudad fueguina se les negó el descenso, e idéntico criterio han sostenido las autoridades sanitarias de Buenos Aires. Esta situación tiene un condimento particular; si bien los turistas son extranjeros, en teoría la nave hizo un viaje de cabotaje, ya que Argentina declama soberanía plena sobre la porción de continente antártico que ocupa. De hecho, zaparon de un puerto ubicado en la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas Malvinas y no se comprende bien por qué no se les permite volver a su país de origen ya que tenemos todo previsto para su traslado por vía aérea”, señala uno de los operadores del buque.
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