La rotunda victoria de las Fuerzas Revolucionarias en Montevideo, ocurrió en proximidades del Puerto del Buceo (como también se la recuerda) tras tres arduas jornadas de batalla naval, en la cual el almirante Brown, desde la Fragata Hércules, colocó todo su ingenio para derrotar a las fuerzas realistas.

Esta victoria fue la llave que abrió paso a la independencia de los virreinatos sudamericanos, ya que a partir de ella, con la caída de dos años de sitio de la ciudad de Montevideo, la presencia española en la región comenzó drásticamente a perder gravitación.

Las fuerzas Sanmartinianas difícilmente hubieran conseguido internarse en el territorio, hacia Mendoza, y más tarde hacia Chile y Perú, si la amenaza enemiga del frente marítimo del Río de la Plata, no hubiese desaparecido.

Esta acción quizás deba analizarse como la primera gran maniobra conjunta militar patriota y revela la importancia del Poder Naval, para satisfacer los intereses estratégicos de una Nación.

En aquellos años fundacionales, con el dominio del mar, las naciones conseguían desenvolverse en tierra, crecer, producir y asegurar el futuro de las próximas generaciones. Y la Argentina, en su proceso constitutivo no fue ajena a esas premisas. Y lo llevó a cabo con los pocos recursos disponibles para tener ese dominio del mar durante el proceso independista y fue puesta a prueba, apenas unos pocos años después, al tener que disputar ese dominio con las fuerzas brasileñas en la Guerra contra el Brasil.

El siglo XXI nos encuentra ante una encrucijada similar, ya no quizás con el concepto del dominio absoluto del mar, pero si con el más realista y efectivo concepto del Control del Mar.

La Argentina posee jurisdicción económica sobre las 200 millas náuticas a partir de sus líneas de base rectas en la costa, esa área representa un enorme potencial económico, hoy básicamente ictícola, de cuya protección, explotación y gerenciamiento, la Argentina es tan responsable como cualquier centímetro cuadrado de soberanía terrestre.

El control del mar en esa zona de 1,2 millones de km2 es indelegable, y es una de las garantías para las futuras generaciones de argentinos. El Poder Naval, a través de la Armada Argentina, es en quien el Estado delega esa responsabilidad, para que al igual que el Almirante Guillermo Brown hace doscientos años, cuide su frente marítimo para que los argentinos puedan desarrollarse y crecer en paz.

A 206 años de la Batalla de Montevideo, Feliz día de la Armada.