"Es necesario llevar a todo el interior de la República este convencimiento: que cuando se construye un puerto, se profundiza un canal, se adquiere un barco o se instruye un piloto, se sirven tanto los intereses litorales como los intereses del que planta cañas en la zona subtropical, o esquila ovejas al pie de la cordillera".
Vicealmirante D. Segundo Storni

Se acerca nuevamente un día de celebración para nuestra Institución: la Liga Naval Argentina. Es justo recordar que luego de varias décadas y de numerosos intentos desde fines del siglo XIX, un 10 de mayo de 1933 por fin se reunieron en una Asamblea, en el salón de actos del diario “La Prensa”, a la que asistieron armadores, marinos, astilleros, personalidades del Yachting argentino y varios miembros de instituciones afines, para fundar la Liga Naval Argentina, nombrando como primer presidente de la Institución al almirante Juan Alejandro Martín, quien fuera Ministro de Marina durante la presidencia del Dr. Manuel Quintana.

Desde comienzos del siglo XX, el país ya se había adentrado totalmente más allá de los confines terrestres y de la navegación en sus ríos interiores. Lo confirma la campaña de búsqueda y rescate de la expedición a la Antártida del Dr. Otto Nordenskjöld (entre cuyos integrantes se encontraba el alférez de fragata argentino José María Sobral), llevada a cabo en 1903 por la corbeta ARA “Uruguay”, al mando del teniente de navío Julián Irizar. Esta aventura antártica, que ya había tenido su reconocimiento internacional, implicó particularmente para la ciudadanía argentina, que se comenzara a mirar el mar como parte integral de su soberanía.

Tanto los ríos como el mar argentino tienen una gran cantidad y variedad de recursos, los cuales aún no han sido aprovechados en su máxima dimensión, más si se recuerda que, para 1916, el entonces capitán de fragata Segundo Storni, oficial de nuestra Marina de Guerra, de mente lúcida y talentosa, dictó una serie de conferencias en las cuales puso de manifiesto todas los cuestiones relacionadas con el mar que tenía nuestro país, y lo hizo en el mismo salón donde viera posteriormente su nacimiento la Liga Naval.

En ese entonces nuestras posibilidades eran limitadas, pero ciertas, ya que florecía y realmente importaba el transporte marítimo, existía e interesaba la pesca, aunque tal vez hoy se la clasificaría como una actividad no más allá de lo meramente artesanal, a su vez las capacidades industriales relacionadas con lo marítimo, si bien se encontraban limitadas, sin dudas estaban en expansión.

Imagen: Almirante (RE) Juan A. Martín primer Presidente de la LNA

Regreso de la corbeta Uruguay de su expedición antártica en 1903

El patrimonio marítimo correspondiente a la Argentina debía ser estudiado, valorado, protegido y energizada su explotación, para que en el futuro (es decir hoy, en estos días) pudiera llegar a constituirse en uno de los pilares de la grandeza nacional.

Y fue de esta manera, algunos años después, que, consustanciados con esta visión, varios ciudadanos buscaron unir esfuerzos para impulsar a la ciudadanía y a las autoridades gubernamentales para que atiendan y entiendan las cuestiones relacionadas tanto con el mar, como con lo fluvial, conformando una sociedad que, hasta nuestros días, mantiene viva esa llama vocacional en la búsqueda de desarrollar los intereses marítimos.  

Vicealmirante Segundo Storni

Sabemos que la República Argentina, que cuenta con casi 45 millones de habitantes, declara su soberanía nacional con sustento constitucional y leyes contribuyentes, por un total de 10.524.884 Km², de los cuales 3.772.684 (41%) son terrestres y 6.752.200 (59%) son marítimos. Pero de todo ello, hoy solamente tiene jurisdicción reconocida internacionalmente y no disputada sobre una superficie total de 4.320.873 Km², de los cuales 2.791.810 Km² son terrestres (con casi 5.000 Km de costas y 11.000 Km de ríos interiores) y donde 1.529.063 Km² son marítimos.

Ello debido a que nuestro país suspendió su soberanía sobre el Sector Antártico Argentino sobre 3.778.597 Km², en razón del Tratado Antártico, de los cuales 2.813.000 Km² son marítimos y 965.597 Km² son terrestres. Y también porque el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte usurpa (desde 1833) un total de 2.425.414 Km², de los cuales 2.410.137 Km² son marítimos y 15.277 Km² son tierras emergidas, correspondientes a nuestras Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur.

A todo esto, no se debe dejar de considerar aproximadamente los 14.500.000 Km² de responsabilidad de Búsqueda y Salvamento (SAR) marítimo y aéreo, que nuestra Nación tiene en el Océano Atlántico Sur.

Es por todo lo que esta inmensidad marítima y fluvial representa, que subrayamos en que se deben mejorar las líneas de comunicaciones fluviales y marítimas por las que transitan nuestro comercio exterior; ampliar y potenciar los puertos; incrementar la pesca nacional y evitar su depredación; aprovechar los recursos del lecho y subsuelo del mar; incrementar nuestra menguada industria naval; impulsar las actividades turísticas y recreativas que en el agua o en sus costas se procuran; ampliar y desarrollar los puertos; potenciar la marina mercante; reducir la contaminación ambiental, sin olvidar la energía que proporciona el mar; aumentar la seguridad náutica; fomentar el transporte de bandera nacional; consolidar la defensa de nuestra soberanía en las aguas, y tantas otras actividades que siguen siendo desafíos inmediatos que siempre ha tenido y tienen los habitantes de nuestra Nación, y hoy debieran, más que nunca, quienes llevan adelante la responsabilidad de su administración, darle la necesaria prioridad que permita el progreso y la competitividad internacional argentina.

Patrullado del Mar Argentino

Disfrutemos de este nuevo aniversario de la iniciación de la Liga Naval Argentina, fecha en la cual un grupo de ciudadanos argentinos reafirmó su enfoque sobre la importancia significativa de los intereses marítimos para nuestra Nación y aprovechemos esta circunstancia como una nueva oportunidad para transmitirle a la ciudadanía la necesaria visión integradora a nivel nacional de todo lo que ello constituye, ya que el no hacerlo puede llevarnos en el futuro a sufrir efectos no deseados y aún más … al infortunio.

Daniel Alberto Enrique Martin
Almirante VGM (RE)