Aunque parezca increíble dirigentes gremiales constituyeron durante el anterior gobierno, empresas relacionadas con su tutela sindical.
Una extraña línea que separa lo legal de lo inmoral.
Publicado: 09-03-2016
Gremialistas-empresarios, la fórmula de los dirigentes del SOMU para sumar poder y dinero
Como ya informó Infobae, a medida que avanzan las tareas de la comisión interventora en el Sindicato Obreros Marítimos Unidos (SOMU) van saliendo a la luz complejas tramas de relación entre gremios y ex funcionarios públicos, gremios entre sí y, lo más alarmante, entre gremios e instituciones de la República.
"Es como si hubiéramos redescubierto el famoso pacto sindical militar de la dictadura", señaló a este medio un allegado a la intervención.
Dentro de la diáspora gremial del sector marítimo (unos doce gremios tienen relación directa con el personal embarcado o terrestre al servicio de la navegación), la "década ganada" logró dividirlos de una manera clara y franca. Mientras la mayoría de los mismos osciló entre una postura neutral o francamente opositora -como en el caso del sindicato de Dragado y Balizamiento, a cargo de Juan Carlos Sdmith-, otros optaron por una excesiva politización a favor del "modelo", como lo hizo la dirigencia del SOMU, y en forma burdamente exagerada, el Centro de Capitanes de Ultramar de la Marina Mercante.
Curiosamente esta entidad gremial es más bien un centro profesional que un sindicato de base. Sus afiliados, en especial los que detentan el rango de "Capitán de Ultramar", son por ley los representantes del dueño del buque a bordo, además los delegados de la autoridad pública y, por su nivel de estudios, su altísimo salario y su función, el vocablo " trabajadores" no se ajusta exactamente a lo que un mortal común puede entender por tal. Tan particular es esta actividad que la organización no tiene Secretario General, como todas, sino "Presidente", como los colegios de profesionales o las empresas.
No es menos curioso que la mayor parte de estos profesionales, no viera con buenos ojos el ingreso de este Centro Profesional a la CGT (producido hace unos 12 años) y no por una cuestión elitista sino por una razón práctica. ¿Cómo pedir solidaridad gremial a sindicatos cuyo salario anual muchas veces equivale a un mes de sueldo de un Capitán de buque? (El que está más que justificado por las particularidades de la vida y el trabajo naval).
Luego de coquetear con el menemismo, el conductor del gremio desde hace más de 20 años fue más allá de intentar ser un "primus inter pares" entre los gremialistas; embanderó lisa y llanamente a la organización gremial con el kirchnerismo. Sin reservas, sin tapujos, sin límites.
Construyendo poder
Con la salvedad del SOMU, que cuenta a sus afiliados por miles, las demás entidades marítimas son muy reducidas en número, solo unos cientos de afiliados activos que poco suman a la hora de servir, por ejemplo, a una "movilización nacional y popular". Es por ello que la relación que se teje con el poder pasa por otro lado; un generoso aporte de dinero para campañas a cambio de la también generosa luz verde para la realización de negocios tal vez legales pero de dudosa ética
Producidas las privatizaciones de los 90, muchos gremios fueron "seducidos" con tentadores ofrecimientos de negocios satélites con las empresas privatizadas. El caso más emblemático fue YPF, donde varios gremios se quedaron directamente con unidades de negocios de la empresa.
Marcos Castro, el histórico mandamás del Centro de Capitanes, obtuvo para su gremio la explotación de dos buques de la desguazada empresa ELMA; el emprendimiento gremial terminó en fracaso y los buques se perdieron por embargos ocurridos en el exterior por falta de pago de obligaciones propias del negocio naviero
Pero con Néstor y Cristina, la sed empresaria de algunos líderes sindicales se perfeccionó. ¿Por qué hacer el negocio con el gremio si se puede hacer en forma directa? Y así como dirigentes del hoy intervenido SOMU iniciaron prósperos negocios, otros, como el caso que nos ocupa, no quisieron quedarse atrás
Primero se trató de una "inocente" fundación académica para colaborar con la capacitación de personal embarcado; en este caso, la fundación pertenece al gremio, y los cargos en la misma están reservados por estatuto a los directivos de la entidad. En teoría los jugosos ingresos que se obtienen a partir que la propia Armada Argentina les manda clientes cautivos quedarían en la institución sindical y no en los bolsillos de sus directivos
Pero luego (al igual que lo ocurrido en gremios de muchas actividades) directamente las cúpulas gremiales constituyeron lisa y llanamente empresas comerciales para intervenir en los negocios de la patronal a cuyo personal tutelan sindicalmente.
Marinos mercantes SA
El 11 de febrero de 2010, sin ocultamiento ni testaferros, buena parte de los directivos del Centro de Capitanes de Ultramar constituyeron por escritura pública " MARINOS MERCANTES SA", ni más ni menos que una empresa comercial para entender en todo tipo de negocio naviero, con una marcada vocación de estos sindicalistas en transformarse en patrones de sus afiliados.
Podría parecer solo un emprendimiento teórico o que no llegó a concretarse, pero 5 meses después y con la bendición del Gobierno nacional, este gremio junto al SOMU y una participación muy menor de algunos otros, adquiere el 35% de una naviera de verdad, con negocios en funcionamiento y con el decidido propósito de competir en el mercado naviero. Uno de los directivos del gremio que no integra el directorio de "Marinos Mercantes SA" cruza rápidamente de vereda y se constituye en el gerente de personal de Maruba, con lo cual pasa a ser el "jefe" de quienes hasta el día anterior eran sus tutelados gremiales.
De allí en más se sucedieron varias y lógicas distorsiones en el mercado local de fletes, ya que la suma del poder gremial al empresario originó situaciones rayanas en la locura, cuando por ejemplo lógicas pujas por algún mercado de fletes o incluso por la prestación del servicio público de remolque a buques que entran a puerto, el que era compulsivamente derivado a Maruba y sus empresas conexas. El Estado, lejos de estar ausente, presionó al máximo a un puñado de gremios que no quisieron formar parte de esta operatoria para "empoderar" a los trabajadores.
Como se ha informado, las redes van mucho más allá de un negocio con ramificaciones que aún habrá que desenmarañar. El ex ministro de trabajo Carlos Tomada no solo fue miembro del Directorio de la naviera estatal ELMA durante la dictadura militar, fue también el abogado principal del centro de capitanes de ultramar hasta su asunción como Ministro; nada dijo en ningún momento de esta peligrosa desviación de la razón de ser de una entidad gremial que es propender al bienestar de su gente, no de sus dirigentes.
Fuente Infobae
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