FUNCIONARIOS, EMPRESARIOS Y GREMIOS DE LA INDUSTRIA NAVAL LANZAN CRÍTICAS A LA POLÍTICA OFICIAL PARA EL SECTOR

Por Marina Digital
Publicado: 04-08-2020

La manifiesta intención de adquirir un buque polar para la Armada Argentina en Australia y la prosecución de políticas de importación de barcazas implementadas durante el gobierno macrista, generan el rechazo unánime de obreros navales, cámaras empresarias y hasta funcionarios que integran los principales astilleros del país.


 

Que Macri nos ignorará como sector y que ordenara una seguidilla de construcciones navales en el exterior nos dolió, pero no nos sorprendió. Ahora que este gobierno que se dice nacional y popular siga el mismo camino y no priorice la mano de obra nacional nos parece realmente inadmisible y vamos a hacernos escuchar”. Sostiene uno de los principales delegados obreros del Astillero Río Santiago.


Con formas menos belicosas pero coincidentes con el fondo de la cuestión, los principales referentes de la industria naval nacional estatal y privada comienzan a alzar sus voces en reclamo del cumplimiento de la ley 27.418 -de protección y fomento de la Industria Naval- que fuera sancionada por unanimidad en noviembre de 2017 y promulgada por Mauricio Macri quien si bien efectuó un veto parcial a la norma se manifestó totalmente de acuerdo con el espíritu de esta.



Paradójicamente, en forma casi coincidente con la entrada en vigencia de un instrumento legal que entre otras cosas le impone al Estado la obligación de recurrir a la mano de obra nacional para la realización de construcciones o reparaciones navales de buques afectados al servicio público de la Nación o a actividades comerciales o científicas en la que el Estado Nacional sea parte, se sucedieron una nada despreciable cantidad de emprendimientos navales en los que invariablemente se privilegió la compra de naves usadas en el exterior o la construcción de unidades en astilleros extranjeros.


A modo de resumen, desde una de las cámaras empresarias navales detallan como emblemáticas a las siguientes: Construcción de un buque de investigación pesquera para el INIDEP (Instituto Nacional de Investigación Pesquera) en Vigo (España) sin ni siquiera pedir cotización a nivel local. Construcción de lanchas ligeras para la Prefectura Naval Argentina en Israel a pesar de existir a nivel local al menos cuatro astilleros en condiciones de fabricarlas. Compra de un patrullero oceánico usado para la Armada Argentina y construcción de otros tres en Astilleros de Francia. Importación de 13 buques remolcadores por parte del Ministerio de Transportes en condiciones de dumping y -como gota que derramó el vaso- la adjudicación anticipada que la YPF Macrista hizo a una empresa naviera de capital extranjero a pocos meses de dejar el poder y que implica la autorización a la adjudicataria para poder construir embarcaciones menores en Paraguay por varias decenas de millones de dólares y que luego serán destinadas para el transporte de hidrocarburos por la hidrovia Paraná Paraguay.



Protesta ante Matías Kulfas


Ni bien producido el recambio gubernamental el pasado 10 de diciembre, tanto el sector industrial estatal representado por los presidentes de los Astilleros TANDANOR y Río Santiago, el privado en cabeza de la Cámara Argentina de la Industria Naval y los trabajadores por intermedio de la FEMPyNRA. Reclamaron al nuevo directorio de YPF la revisión de la “política extranjerizante” del macrismo. Pero para sorpresa de propios y extraños, el mismísimo Guillermo Nielsen ratificó todo lo actuado por la anterior administración argumentando que para la petrolera era más conveniente la propuesta extranjera que la local.


El pasado 7 de julio y con la firma de los oficialistas, Ariel Basteiro (Rio Santiago) Miguel Tudino (TANDANOR) Juan Carlos Schmid (Federación marítima y portuaria) y Silvia Martínez (Industria Naval) denunciaron ante el Ministro de la Producción Matías Kulfas no solo las peripecias vividas durante el anterior gobierno sino además la inobservancia que la actual gestión gubernamental mantiene respecto a lo normado en la ley marco para la actividad. En el contundente párrafo final de la presentación conjunta solicitan. “En atención a lo expuesto y procura de salvar a la industria naval de su desaparición, le solicitamos su inmediata intervención a efectos de suspender de manera inmediata la importación de buques y artefactos navales que se puedan construir en el país en cumplimiento de la ley 24.718″.



Consultada una alta fuente del Astillero Río Santiago señala. “Todavía no hemos recibido señales del gobierno nacional en torno a nuestros reclamos. Nos parece increíble que en medio de la actual necesidad de generar trabajo legítimo y al mismo tiempo frenar el egreso de divisas no se tomen medidas urgentes y para colmo de males se ha confirmado la construcción de otro buque para el INIDEP en España y el Ministerio de Defensa está a punto de cerrar la compra de un buque polar casi obsoleto a Australia el que además luego de agotada totalmente su vida útil habrá que devolver a sus actuales propietarios”


Francisco “Pancho” Banegas Secretario General de ATE Ensenada, Denis Vilardo delegado obrero del Astillero Rio Santiago y Leonardo Ferrante representante del personal superior del mismo polo industrial detallan a Infobae el contenido del documento firmado por casi la totalidad del sector industrial naval argentino que bajo el título “La imperiosa necesidad de una “nueva normalidad” naval” arremete contra la iniciativa de la cartera de defensa sosteniendo que la eventual construcción de un buque polar para ser usado en las campañas antárticas se viene discutiendo desde hace al menos una década y que incluso el país ya compró un proyecto de ingeniería al astillero Hacker Acti de Finlandia. "La posibilidad de construir un buque polar en el país es una formidable oportunidad para aunar las potencialidades de los dos astilleros estatales que posee el país y además servirá para generar trabajo a una enorme cantidad de las pymes privadas del sector”


El documento asimismo refuta la teoría que refiere al carácter de "donación” con el que las autoridades navales describen a la operación dado que se deberán abonar al menos U$S 2.000.000.- más los gastos que demandará poner en valor al buque y con el agravante que luego de agotada su vida útil deberá ser retornado a Australia.



"En el pasado reciente se han gastado alrededor de U$S 400.000.000 en compras navales en el exterior y se negó la posibilidad de trabajo a más de 10.000 trabajadores” Señala el documento. “Queremos llamar a la reflexión al Ministro de Defensa para que revea la decisión de incorporar el buque “Aurora Australis”. Su decisión podría ser el inicio de una “Nueva Normalidad” para la industria naval la que consistiría en construir en astilleros nacionales los buques que el país necesita”


Las fuentes del Ministerio de Defensa señalan como argumentos principales, la necesidad de contar en forma urgente con un buque de apoyo para las operaciones del “Almirante Irizar”, el relativo bajo costo de la operación y la evidente generación de trabajo nacional que surgirá ante la evidente necesidad de poner al veterano buque en condiciones de operatividad. “Si pudimos con el Irizar podemos con este”. Sostienen.


Un poco de historia


La industria naval argentina comenzó a desarrollarse con cierto vigor en la década del 30 a partir de las demandas de la Armada Argentina en especial al astillero Río Santiago. En la década del 50 el exponencial crecimiento de la Marina Mercante Argentina la tuvo como protagonista de grandes emprendimientos. Decenas de buques militares, cargueros y petroleros para la marina de guerra, la naviera estatal ELMA y la flota petrolera de YPF se prolongaron hasta la década del 90 momento en el que a partir de las privatizaciones dispuestas por el ex presidente Menem, la actividad naviera nacional quedó reducida a su mínima expresión (lo que continúa siendo así hasta el presente) Los enormes buques tanques Ingeniero Silveyra e Ingeniero Huergo, los Portacontenedores Isla Soledad e Isla Gran Malvinas y la Fragata Libertad son parte de las grandes construcciones navales realizadas en Río Santiago. TANDANOR por su parte es uno de los astilleros especializados en reparaciones navales más grandes de la región. Su capacidad quedó expuesta con la reconstrucción total del rompehielos ARA Almirante Irizar y con la reparación de media vida de varios submarinos entre los que se encuentra el posteriormente siniestrado ARA San Juan.



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