Canal Magdalena siempre fue un proyecto muy resistido pero sus defensores avanzaron igual. Acaban de sufrir un duro percance: No hubo interesados.
Publicado: 18-08-2023
Inflación descontrolada, devaluaciones en proceso, dólar informal disparado al infinito, desgobierno, olor a fin de ciclo y el fenómeno arrollador llamado Javier Milei pusieron fin al proceso licitatorio signado por la caprichosa (o tal vez interesada) presión de sus ideólogos para invertir inexistentes U$S 450 millones en un Canal Magdalena para pocos, que sólo es viable en épocas de bonanza económica.
Luego de presiones políticas, empresariales y hasta periodísticas para que el Presidente (formal) de la Nación, Alberto Fernández, firmara -a regañadientes- el llamado a licitación para adjudicar las obras de dragado del llamado Canal Magdalena, la misma se había fijado para el lunes 31/07.
No obstante, alguien con cierto tino político sugirió que, en lugar de hacerlo en una fecha en la que por cuestiones electorales (PASO el domingo 13/08) no se podría montar un mega acto militante, hacerlo acto seguido de las PASO podría marcar para el gobierno nacional y especialmente para el gobernador bonaerense Axel Kicillof, un interesante punto de partida para el camino hacia los comicios de octubre.
“Y les dieron las 2 y las 3”... bromeaban (discretamente) los empleados de la estrafalaria Unidad Transitoria Especial Temporaria Canal Magdalena, invocando al cantautor Joaquín Sabina, mientras observaban cómo el militante a cargo, el otrora joven idealista de los 70, Hernán Orduna, miraba nerviosamente el reloj a medida que se acercaba la fatídica hora en la que, de no aparecer algún sobre con una propuesta, debería declarar desierta la patriótica licitación.
El reloj marcó las 15:00 y Orduna pidió unos minutos de prórroga, pero nadie asistió. Otra vez: la incertidumbre política, el caos económico y lo poco confiable de la gestión a cargo, bastaron para que de las decenas de consultas efectuadas ninguna empresa local o extranjera ofertara.
Los llamados de funcionarios y periodistas especializados no fueron respondidos por Orduna, quien, al decir de los presentes, quedó demudado y sollozante. Traficantes de negocios radicados en Miami y en Mar del Plata compartieron el mal trance sabiendo que, tal como dicen los chicos… ya fue. Era ahora o nunca y por lo visto será nunca.
Horacio Tettamanti, polémico promotor del proyecto Canal Magdalena.
El Magdalena tiene todo lo hay que tener para configurar un verdadero acto de campaña Kirchnerista: Mística, soberanía y patria. Profundizando sus aguas, Argentina ya no debería depender del puerto “enemigo” de Montevideo para que los buques que llevan y traen los bienes que el país demanda o que exporta puedan ingresar a los canales del Rio de la Plata.
“Basta de pedir permiso a otro país para ejercer nuestro derecho a navegar, basta de pagar tasas y derechos al exterior, basta de acudir a Montevideo para comprar repuestos y hasta para solicitar atención médica de urgencia. Es ahora La hora del Canal Magdalena…". Hasta un libro con ese título fue editado para la ocasión.
De nada sirvieron las constantes desmentidas que profesionales de la navegación, prácticos, peritos navales, empresarios navieros y hasta navegantes deportivos hicieron al respecto.
Ni los buques que van o vienen de Buenos Aires o de los puertos de la Hidrovía necesitan tocar el puerto de Montevideo para navegar, ni deben pagar tasa alguna. Si fondean varias horas o días o semana no será ello debido a exigencias de nuestros vecinos uruguayos sino simplemente
• porque no hay lugar disponible para su atraque final en puerto o
• por falta de profundidad o
• por cualquier otra razón propia de la actividad navegatoria.
Tampoco deben efectuar gastos en ese puerto salvo que voluntariamente algún capitán (siempre extranjero) lo juzgara conveniente por razones de urgencia o mejor costo. Vale acotar que, dado los buques que transportan el comercio exterior argentino son invariablemente de otras banderas, esas supuestas erogaciones no afectan al mercado de divisas local.
Croquis para explicar de qué estamos hablando.
Fieles al relato que invariablemente viene acompañado de “la Grieta”, cualquier cuestionamiento a la faraónica obra por minúsculo que fuera implicaba el ingreso del causante al nefasto universo de los cipayos, vendepatria y varios rótulos adicionales.
Técnicamente hablando, el Magdalena no es algo malo. Por el contrario, es verdad que significaría un apreciable ahorro en horas de navegación para buques que deban transitar desde Buenos Aires o los puertos de la Hidrovía (en ambos sentidos) hacia el litoral marítimo nacional.
Buques de la Armada, buques cerealeros o petroleros transitando entre la Hidrovía y puertos tales como Bahía Blanca o Mar del Plata y cargueros que atiendan la demanda de Tierra del Fuego sin lugar a duda serían beneficiados con la obra.
El problema radica que, en volumen, esas naves todas juntas no representan más de un 5% del trafico marítimo y fluvial nacional.
No es un dato menor que a la falta de buenos vientos para cualquier inversión en el país se le agrega la realmente poca voluntad política del gobierno nacional para llevar adelante la obra.
Por ello, considerando que ni los equipos técnicos de Patria Bullrich y de Javier Milei la ven viable y que obviamente el también presidenciable (al menos por ahora) Sergio Massa aspiraba a que la licitación fracasara, el sueño dorado de los cultores de metafóricas soberanías y no tan metafóricas comisiones por venta de equipamiento para el dragado, deberán comenzar a pergeñar nuevas obras “soberanas” para seducir a los próximos conductores del país.
Por cierto, si todo sigue como parece… la tendrán bastante difícil.
FUENTE: URGENTE 24
No hay comentarios para esta nota.