FRUTO DE LA EXTENSA CUARENTENA, PUERTO MADERO REGISTRA EL NÚMERO MÁS ALTO DE CAÍDA DE EMPLEO ENTRE LOS BARRIOS DE CABA

El nuevo Puerto Madero, el ocaso del barrio más moderno de la CABA.
El exclusivo y sofisticado reducto elegido por hombres de la talla de Alberto Fernández y Amado Boudou para vivir sus nacionales y populares vidas, atraviesa una crisis sin precedentes que, al margen de disminuir la excelente calidad de vida de sus habitantes, ha dejado sin trabajo a miles de argentinos y argentinas de a pie.
Publicado: 05-10-2020

Si los ánimos caldeados de buena parte de los habitantes del país lo permiten, esta columna puede arrancar con entretenido juego de palabras. Según la jerga habitualmente usada en el ámbito portuario capitalino, se denomina “Antiguo Puerto Madero” a los cuatro diques que corren a lo largo de la hoy denominada avenida Alicia Moreau de Justo desde la bajada de la Autopista 25 de Mayo hasta la terminal de Buquebus. Valga aclarar para los más jóvenes que alguna vez esas 16 enormes construcciones que hoy albergan restaurantes, oficinas, viviendas y hasta una universidad, eran galpones de acopio de cientos de miles de toneladas de carga que entraban o salían del país constituyendo el grueso del comercio exterior nacional. Ese más que centenario espejo de agua fue ideado en 1882 por Eduardo Madero quien impuso su diseño por sobre el proyecto del Ingeniero Luis Huergo a quien el tiempo le daría la razón siendo su proyecto cristalizado en lo que hoy se conoce como “Puerto Nuevo”


De allí la paradoja de haber denominado como “nuevo” al conjunto de esos viejos diques reciclados a partir de haberse decretado el desguace de la Marina Mercante Nacional y la venta de la mayor naviera nacional “ELMA” en 1992 de la mano de Carlos Menem, Domingo Cavallo y con ferviente apoyo del por aquel entonces Superintendente de Seguros de la Nación Alberto Ángel Fernández a la sazón designado ese mismo año como “joven sobresaliente".


Sin demasiadas dilaciones, una vez liberados los diques del tránsito de buques mercantes, las 170 hectáreas del predio fueron puestas en poder de la Corporación “Antiguo Puerto Madero” poniéndose en marcha el mayor emprendimiento inmobiliario de la historia nacional, el que aún no ha finalizado y que suma año tras años miles de metros cuadrados de construcciones destinadas a los más diversos usos promediando en la actualidad el valor del metro cuadrado cubierto en la zona los U$S. 5.000.-


Meca sagrada y objeto de deseo de divos y divas de la farándula, pero mayoritariamente de funcionarios, políticos y sindicalistas, buena parte de los lujosos departamentos construidos en ambos márgenes del espejo de agua que conforman los otrora diques de maniobra son ocupados por quien detentan el poder o lo han ejercido, aunque sea por poco tiempo. Aquí otra vez vale destacar que uno de los vecinos notables del barrio es el actual Presidente de la Nación, aunque transitoriamente sus altas responsabilidades lo llevan a habitar la residencia oficial de Olivos.


En forma paralela y de la mano de semejante despliegue de opulencia y bienestar no siempre patrimonialmente justificable, decenas de miles de trabajadores cumplen tareas en la zona. Solo en el rubro gastronómico se calculan mas de 10.000 a los que hay que sumarles, empleados administrativos de grandes corporaciones o medianas empresas afincadas en la zona, personal de mantenimiento y seguridad de centenares de edificios además de dependientes de comercios dedicados a la venta de comestibles, ropa, automóviles, joyas, productos típicos y todo lo relacionado con los servicios al turismo. No puede soslayarse la destacada presencia en el lugar de la sede central de la Universidad Católica Argentina (UCA).


Crónica de una debacle anunciada


Caminar las hasta “ayer nomás” glamorosas calles del barrio (en su mayoría con nombres de mujeres notables por su talento o por haber sido parte de diversos movimientos guerrilleros en la década de los 70) puede dejarle al transeúnte un cierto sabor a tierra arrasada. Si bien es cierto que el esplendor residencial parece conservarse intacto, el giro comercial del barrio se ha reducido a la nada misma.


No es la pandemia, es el paseo del bajo más la cuarentena de Alberto.


Gastón no es un mega millonario o un ex Vicepresidente de la Nación cumpliendo arresto domiciliario en el paraíso. Es un simple Valet Parking ahora sin trabajo, el restaurante en el que trabaja cerró definitivamente sus puertas luego de haber quedado herido durante los largos meses de caos que originó la construcción del corredor vial para tránsito pesado denominado “Paseo del Bajo”. “Fue medio complicado trabajar en medio de la mugre y de las ratas que brotaban cada día conforme avanzaban las obras además del barro la dificultad para transitar y las restricciones al tránsito. Los clientes habituales se lo bancaron, pero los turistas ni se acercaban”. Indica Gastón al tiempo que detalla: “Pero la cuarenta fue devastadora y permítame remarcarle la palabra cuarentena porque lo que hizo aquí fue algo improvisado y caprichoso ya que ninguna de las actividades empresarias y comerciales que se desarrollan en los edificios fue considerada esencial”.


Sea que se dialogue con trabajadores gastronómicos, hoteleros, encargados de edificio o ejecutivos de empresas de la zona, las conclusiones son las mismas, Puerto Madero es tierra arrasada y la mayor parte de los comercios y actividades suspendidas durante mas de 200 días ya no volverán al trabajo o al menos a hacerlo en el barrio.


Un cálculo fehaciente realizado durante la última semana de setiembre indica que al menos 6000 puestos de trabajo se perdieron definitivamente, medio centenar de comercios y restaurantes cerraron sus puertas definitivamente y otro tanto sin posibilidades de brindar servicio en veredas o terrazas corre el riesgo de seguir el mismo camino, las condiciones sanitarias del barrio se ven resentidas por la proliferación de roedores y todo tipo de alimañas que “colonizaron” las enormes instalaciones gastronómicas ahora vacías. Los empleos indirectos propios de empresas tercerizadas de limpieza, seguridad y mantenimiento suman más de 1500 puestos de trabajo perdidos que se adicionan a los anteriores y buena parte de las oficinas comerciales que pueblan Puerto Madero no sin ni tenidas en cuenta en ninguna de las ya incontables fases que Alberto Fernández y su equipo de científicos teje y desteje según convenga al relato de la cuarentena mejor administrada del mundo.


Con ausencia total de turistas y algunos pocos transeúntes que circulan por la zona para acreditar con sus ojos las huellas de un naufragio evitable, lo que si se ha potenciado al infinito es la cantidad de indigentes que imploran ayuda de algún tipo a los pocos comensales que habitan las escasas mesas desplegadas en la zona.


Una frase lapidaria


Para poder llevar adelante esta entrega, el cronista se ubicó en una mesa y luego de ordenar un menú ligero entabló un cordial diálogo con el personal del restaurant, los interlocutores no hicieron más que ratificar los dichos de los anteriormente entrevistados agregando un detalle dramático. “Señor por favor tenga mucho cuidado con los robos, la seguridad ya no es lo que era – expreso uno de los mozos- Al preguntarle si notaban mucho robo de celulares o billeteras la respuesta fue. “No señor, se roban la comida”.


FUENTE: URGENTE 24



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